Ya el título es especial en si, normalmente nadie acude en invierno a la playa, todo lo contrario. En la misma tesitura se encuentran muchos de los personajes de esta interesante historia, acudiendo al lugar cuando no corresponde.

Un invierno en la playa es una muy buena película que desde el punto de vista del buen rollo, con muchos toques de comedia y algo de drama para no convertir todo en una parodia de la vida misma, nos transporta a una posible historia real, que pudo a ver ocurrido en cualquier parte del mundo. No nos trae personajes complicados de entender, o una trama complicada de pillar. Algo tan sencillo como las relaciones humanas, y más en concreto, las familiares.

Un padre escritor galardonado en una época de crisis personal-amorosa como creativa en su trabajo. Con dos hijos muy diferentes debido a esa situación. El más pequeño entiende su rol en esta situación e intenta acampar el temporal de la mejor manera. La más adulta se cierra en banda y no perdona a su madre, a quien en el papel de juez, jurado y verdugo, la declara culpable de la situación que viven en casa. Si a esto sumamos la presión indirecta o directa según se mire, que ejerce el padre en ambos hijos para que inclinen su vocación profesional hacia la escritura, nos encontraremos a unos chavales muy jóvenes y viviendo una vida con presión por todos lados. El padre sigue amando a su esposa y espera por ella con una fe ciega. La esposa espera que su hija le vuelva a dirigir la palabra. La hija espera publicar su primera novela sin cargar con el apellido de su padre. Y el benjamín desea que alguien lea sus escritos de soñador-realista.

Ha sido de todo un acierto abrir muchos frentes y a la vez sentirnos tan identificados con cada uno. A pesar de que algunos chupan más cámara que otros, seguiremos las cuatro historias sin problemas hasta que se fusionen en una paulatinamente. Película divertida, entretenida y de evasión, contando algo tan importante como es proteger y mantener a la familia unida.