Ciertamente no entiendo las críticas tan negativas sobre ésta película. No es la octava maravilla del arte, pero no está nada mal. Para ser la primera y única incursión de su actor metido a director, no hace ascos al espectador.

La trama en si es muy interesante porque plantea una idea sencilla y a la vez directa, que no juega con el espectador, ni lo hace partícipe de ella. Un acomodado joven que no sabe lo que quiere en la vida, ni a nivel laboral, ni romántico, vive a consta de su tía millonaria y cansado de todo esto, decida urdir un plan para acabar con la vida de su tía y casarse con la amiga de su esposa y es ahí donde aparece el personaje más interesante de la película, sí, digo bien, por encima a mi pesar de mi grandísimo Charles Laughton, a quien en ésta ocasión, a pesar de sus muchos minutos en pantalla, no se supo sacar una más de sus grandísimas ocasiones.

Un asesinato, dos víctimas, un sospechoso, un cerebro y un ejecutor, todos estos son los ingredientes que nos encontraremos en la historia, ahora, al igual que en el juego de mesa El Cluedo, habrá que averiguar quién, cómo y dónde. Y es ahí donde entra en liza el inspector Maigret y sus secuaces. Es muy curioso el tipo de investigación y cómo actuaba la policía francesa en esa época.

Por otro lado resaltar la parte esencial de la película, el rodaje de exteriores, en concreto por la ciudad de París y sus calles, yo que tuve la oportunidad de visitarla hace 3 años, me ha traído gratos recuerdos, la torre Eiffel, el arco del triunfo, el sagrado corazón, el río Sena, el trocadero, en este sentido en una pura maravilla visual y más aquellas escenas rodadas en la misma torre. Como curiosidad mencionar que si el espectador se fija, en ese tiempo no habían redes de seguridad, sino unas simples varandillas, debido a la gran cantidad de suicidios, se optó por colocarlas y evitar que la gente siguiera escogiendo dicho lugar para quitarse la vida.