Siendo un niño me encantaban estos seres tan peculiares, porque mira que son raros los pitufos, todos azules, todos aparentan la misma edad, a excepción de papá pitufo y además, solo existe una chica en todo el poblado. Ahora cada niño pondrá en marcha su imaginación y comenzará a hacerse mil preguntas en cuanto a de donde vienen, como se desarrollan y todo eso.

Cada pitufo tiene su particularidad, pitufo gruñón, pitufo sabiondo, pitufo vanidoso, pituso carpintero y un larga lista de ellos, por eso aún siendo parecidos, no eran iguales y cada uno te sorprendía con algo peculiar. Me encantaba esa aldea en medio del bosque, donde vivían en setas, y comían hojas de diferentes plantas, como la palabra pitufar era la más utilizada en su idioma tan característico. Y algo que me hacía muy entretenida la serie, eran precisamente los malos Gargamel y su gato Azrael, sin ellos estos dibujos serían muy lights, ya que nunca hay problemas, todos se llevan bien y nadie discute. Gargamel pone el lado oscuro de dichos personajes, obsesionado con hacerse con los pitufos, los cuales le otorgan un poder especial a sus trucos de magia negra.

Raja Gosnell ha acertado de pleno en volcar la historia fuera de la aldea, ya que no solo sería muy plana en su contenido, sino poco interesante. Ha sabido unir de forma inteligente, los personajes de los pitufos, con su mayor enemigo y sacarlos a una ciudad tan especial como Nueva York, donde realmente nos aseguramos una película no solo divertida, sino muy aventurera y espectacular.

Los personajes están muy bien diseñados, y su fusión con los actores reales es genial, muy recomendada para mayores acompañados de los más pequeños de la casa, todos se divertirán de seguro.