John Cena busca su lugar de privilegio en Hollywood, emulando lo hecho antes por Dwayne Johnson, convertido ahora en una super estrella taquillera, o Dave Bautista entre otros luchadores que dieron el mismo paso, protagonizando una comedia que da la sensación de haberla visto antes, y varias veces.

Cena interpreta a Jake Carson, un superintendente de una estación de rescate que, junto a sus tres compañeros, (Keegan-Michael Key, John Leguizamo y Tyler Mane), deben rescatar a tres hermanos de un incendio en una cabaña ubicada en el bosque.

Tras el rescate, y ante la imposibilidad de localizar a los padres, Carson, que busca ser promovido como un bombero en forma, debe hacerse cargo de los pequeños mientras aparecen los padres o el estado se hace cargo, una labor que será tan peligrosa como las que enfrenta día a día en su trabajo.

La película es innegablemente entretenida, pero la calidad de lo que se cuenta y la manera en la que se hace no es para nada sobresaliente, se trata, como puede suponerse nada más de ver el póster, de un producto destinado para el consumo de la familia sin grandes pretensiones.

Si bien contiene algunas secuencias que sacan una sonrisa, en general se trata de una película en la que el poco rigor en su escritura termina por ubicarse por encima de cualquier posible virtud, de las que apenas se podría nombrar la siempre agradable presencia de Judy Greer y no mucho más.

Todo lo que sucede dentro de la historia es una seguidilla de las travesuras de los tres menores, uno menos simpático que el otro, en una historia por demás predecible que cerca del final uno se pregunta por que motivo alguien quisiera animarse a adoptarlos.

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