El cine austríaco ha presentado en los últimos años cierto cine donde la violencia dentro del seno familiar o girando a su alrededor ha sido una constante, pero siempre en el marco de sórdidos dramas comandados por directores como Michael Haneke o Ulrich Seidl, quien funge como productor de la película que nos ocupa, que se ubica mejor en la frontera entre el drama y el terror psicológico.

Una mujer ha regresado a casa después de una operación de reconstrucción de su rostro por lo que siempre mantiene su cara oculta detrás de múltiples vendas, sus dos hijos, Elias y Lukas, la notan un tanto diferente en su trato hasta llegar al grado de sospechar que la que se esconde detrás de esas vendas no es su madre.

Los chicos, que pasan sus vacaciones de verano en su refinada casa de diseño, gustan de jugar en los inabarcables alrededores ya sea bajo la lluvia o bajo el fuerte sol, quemando insectos o coleccionándolos, deciden actuar y llegar hasta las últimas consecuencias para saber que ha sido de su mamá.

Le película de Verónika Franz y Severin Fiala apela al realismo para narrar a la manera de un retorcido cuento la historia de dos hermanos que desconfían de la figura materna en medio de un relato que consigue una atmósfera opresiva e inquietante y que va subiendo de nivel hasta terminar con momentos plenos de violencia y sangre, aunque nunca de manera gratuita.

El relato se va construyendo de a poco a partir de las dudas de los chicos y siempre desde su punto de vista, con una tensión que se irá incrementando en un juego de perseguir identidades escondidas, donde los métodos en apariencia exagerados son completamente creíbles y justificados, partiendo de momentos donde la guerra psicológica se traslada a lo físico, llevando al filme al borde del terror puro que no precisa de sustos ni golpes de efecto para incomodar.

Seleccionada por Austria como su representante en la búsqueda del premio Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, ‘Goodnight Mommy’ es un filme aterrador, perturbador e inquietante pero también sagaz, que logra ubicar al espectador entre los diferentes bandos, moviéndolo a la reflexión pero siempre respetando su inteligencia.

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