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Spain Spain · ALCALÁ DE HENARES
Inaki Lancelot rating:
6
6.5
335
Documentary For two years, Garcia Roure followed six patients at a hospital in Barcelona as they struggled with serious psychoses - like Javier who has had sound hallucinations and delirium for 20 years about all kinds of cosmic issues. This beautifully shot study shows how society copes with this kind of mental patients.
Language of the review:
  • es
November 3, 2008
13 of 13 users found this review helpful
Documental realizado en la unidad de salud mental del hospital de Sabadell. Detalla el seguimiento realizado por médicos y asistentes sociales en su atención a los enfermos, mediante entrevistas en la consulta y en el domicilio del paciente.
El director logra una gran naturalidad por parte de todos los protagonistas, destacando entre todos el asistente social del caso principal. Abel García consigue transmitir la excelente labor realizada por los profesionales y, en especial, las generosas dosis de paciencia y respeto de que hacen uso en su trato hacia el enfermo.
Entre los casos expuestos destaca el de Javier, paciente que muestra con total sinceridad sus opiniones, lo cual es desgraciadamente un síntoma muy claro de su patología. Cualquier persona común, enfrentada a la cámara, intentaría ocultar los aspectos más negativos de su personalidad. Javier no. Él es transparente y dice lo que piensa.
Los momentos más dramáticos se viven en las exposiciones de aquellos que son conscientes de su enfermedad, los más cercanos a la curación. Se hace un nudo en la garganta al escuchar el momento en que se presentaron los primeros síntomas y mayor aún, al reconocer las limitaciones que ello supuso para sus proyectadas ilusiones. Cuando nos hacen partícipes de su terror a ser estigmatizados, la incomunicación a que se ven sometidos fuera del ámbito del propio hospital o su íntimo miedo a vivir para sufrir una nueva crisis.
La cinta transcurre a partir de la entrada de un enfermo por la unidad de urgencias. Al finalizar, unos contarán con el alta hospitalaria para regresar a su domicilio mientras otros quedarán pendientes de un nuevo internamiento. En el camino, vivimos la involución de una enfermedad que transforma un discurso seductor en molesto. Los planos finales de Javier son especialmente dolorosos y provocan el deseo impotente de ayudarlo.
Como colofón, la excelente realización evidencia el efecto de la medicación en el físico de todos los pacientes, haciendo patente que el propio tratamiento que pretende la curación, los señala ante la sociedad.
Buen cine documental es “Una cierta verdad” porque informa de una realidad poco conocida y sabe profundizar en ella, mostrando las virtudes y enfermedades de unos y otros. Y, fundamentalmente, porque provoca la atención del espectador, animándole a aportar su granito de arena en tan interesante cuestión.
Inaki Lancelot
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