Sí, señores, los primeros trabajos de este genio llamado Kurosawa son tan maduros y están tan llenos de sabiduría cinematográfica que, si fueran de otros, estaríamos hablando de sus mejores obras.
Es interesantísimo ver los orígenes del thriller actual. Kurosawa no inventó las reglas, pero las adaptó a la cultura japonesa como nadie hubiera sido capaz de hacerlo. Lo único que nos puede resultar chocante en occidente es que el desencadenante de la acción sea la pérdida de un arma por un "descuido" del agente. En España los compañeros y el propio afectado llegarían a hacer bromas con el tema; pero en Japón eso suponía una vergüenza insoportable.

Sin proponérmelo, casi podría decir que he visto toda la obra de Kurasawa en orden cronológico, salvo un par de excepciones.
Ésta fue una de las primeras que vi. Me encantó su pulso narrativo y la disección social japonesa de posguerra. El personaje de Mifune, un joven criado bajo el clásico concepto honorable japonés, evoluciona notablemente cuando se ve "obligado" a descender a los bajos fondos de la ciudad, cuando se da de morros con la realidad social de un país empobrecido.