Porque a la hora de escoger un envoltorio, la Muerte andó fina para buscarse la estampa de Brad Pitt. ¿Hubiera sido igual la historia con el cuerpo de cualquier tipo del montón?

Bromas aparte, podríamos calificar "¿Conoces a Joe Black?" como una película arriesgada. La idea de dar vida a la Muerte y luego verla comiendo crema de cacahuete, paseándose como si fuese una especie de Forrest Gump pero con menos labia, pues no acaba de meterte en situación. Supuestamente te debiera dar miedo pero en ningún momento te lo causa por esta misa razón. Claro que el desarrollo no es de ningún modo el terror, sino el drama romántico.

Igualmente el comportamiento de los personajes es un tanto absurdo: "Hola, soy la Muerte y vengo a llevarte", "De acuerdo, ¿te quedas a cenar?". Y es que Anthony Hopkins se toma las cosas con una filosofía, con un estoicismo que no resulta creíble. Y es que la película parece concebida como un esfuerzo desesperado de dar a una historia romántica, un toque paranormal. Pero todo para no molestar: "Hola, soy la Muerte. Pero olvidaros y haced como que soy Brad Pitt". Vamos que podía ser la Muerte, un Ángel, un vampiro, un extraterrestre, un inspector de hacienda y hasta, es mi hipótesis, un tío que se esconde detrás de las cortinas en el despacho de Willliam Parrish y se pone a hablar con un megáfono (y que utiliza la voz grabada de William).

Puestos a sacar paridas, vaya ojo el de la hija de Parrish. "¿Sabes quien soy? "Si déjame pensarlo: la Muerte", "¿Se me nota mucho?". "No, pero es que ¡tengo un ojo!". Y para parida el final (Spoiler)

Pese a lo dicho, ¿por qué aprobarla? Pues porque quieras o no, a mí me hace gracia Joe Black: "¿Quieres galletas?" silencio, Brad pone cara de memo y dice después de un gran esfuerzo mental: "Si". Y la intriga se mantiene hasta el final: ¿que pasará con la empresa? ¿qué ocurrirá con William? ¿Qué va a hacer Joe Black?