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Reaccionario rating:
4
Drama Spain. Summer of 1936. Celebrated writer Miguel de Unamuno decides to publicly support the military rebellion that promises to bring order to the chaotic situation in the country. He’s immediately dismissed as Dean of the University of Salamanca by the left-wing government. Meanwhile, General Franco adds his troops to the uprising and initiates a successful campaign from the South, secretly hoping to take over sole command of the war. ... [+]
Language of the review:
  • es
July 11, 2021
9 of 16 users found this review helpful
Las informaciones que había recibido de la que es la última película de Alejandro Amenábar es que se trataba primero de un trabajo que no había gustado en la derecha, por llamarla de alguna forma, ni en la izquierda, y segundo, que era históricamente muy fidedigna. En lo primero, me lo creo porque acostumbrados como estamos a panfletos de un maniqueísmo grotesco, el intento del director de origen chileno, dato que no conocía, de realizar algo más o menos objetivo si bien favorable a la República, como no podía ser de otra forma, no iba a sentar muy bien. En lo segundo, evidentemente no lo es porque Miguel de Unamuno (Karra Elejalde) era un personaje demasiado heterodoxo, complejo y políticamente incorrecto como para ser plasmado en su integridad y por su puesto aquí no se hace. Con todo, "Mientras dure la guerra" tiene varias virtudes, además de la pseudoobjetividad señalada, como es algunas de sus actuaciones, en concreto Eduard Fernández está que se sale en el papel de Millán Astray, con razón le dieron el Goya; el concentrarse tan sólo en los sucesos posteriores al 18 de julio de 1936; o el hecho de que Amenábar es un buen director y su película no sólo está formalmente bien hecha sino que cuenta con dos o tres escenas bien logradas por su calado emocional. Es decir, que si uno no conoce la historia de la Guerra Civil ni la de Unamuno pues seguramente perciba "Mientras dure la guerra" al menos como una película pasable.

Sin embargo no es muy buena sin contar con lo histórico. Por ejemplo, le falta valentía y profundidad a la hora de abordar el debate político, lo que defendían unos y otros, más allá del tópico de comunistas quemando iglesias y fascistas fusilando gente. Es todo como muy estereotipado y para estereotipo, Franco (Santi Prego), caracterizado casi como en una parodia de humor, con ese maquillaje y esa voz. Con todo, lo peor del largometraje es que como Amenábar tiene una idea, falsa, sobre la Guerra Civil y la política de esos años y del presente, para reforzarla distorsiona, inventa y manipula la historia. Amenábar cree en el mito progresista de la tercera España, equidistante del fascismo y del bolchevismo, y convierte retrospectivamente a Unamuno como en su fiel abanderado. En la operación no sólo modifica u omite lo que le chirría, como es su justificación del fusilamiento de Ferrer Guardia, su desprecio al catalán y vasco como lenguas, su apoyo al fascismo, las enormes simpatías que despertaba en la Falange, véase su entierro falangista, o sus constantes apelaciones a una guerra civil aún en los años treinta, sino que falsea gravemente dos acontecimientos claves en la trama: los sucesos del 12 de octubre en la Universidad de Salamanca y su entrevista con Franco unos días antes. Todo ello para dejar clara la maldad del Generalísimo y la desafección de Unamuno a los sublevados de la que en realidad nunca se retractó. Al revés confió en Franco hasta el final.
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