Qué mejor que para crear ambiente de cara a la semifinal de la copa del rey entre Real Madrid y Barcelona (lo veo difícil, pero ¡ánimo, Barça!) de hoy mismo, que una película de fútbol. Este es el caso de "Unidos por un sueño", traducción un poco ñoña del alemán del tampoco imaginativo "El gran sueño", es decir, un largometraje que nos quiere contar la introducción del balompié en Alemania, hacia 1874. Se supone que es una obra histórica, de hecho Daniel Brühl interpreta a un personaje real, el profesor Konrad Koch, que acude a una escuela secundaria en Braunschweig, el también histórico Martino-Katharineum, para enseñar inglés a los alumnos pero que por el camino los acaba iniciando en el deporte rey. A grandes rasgos vendría a ser como una versión actual, muy descafeinada, del enorme clásico de "El club de los poetas muertos" (1989).

"Unidos por un sueño" tiene una ambientación muy cuidada, es ligera, el ambiente educativo, con sus alumnos, problemas y enfoques pedagógicos, es grato, juegan al fútbol y además nos colocan un conato de historia romántica que podría ser una mina pero que nunca llega a nada. Eso sí, es disparatado pretender que el hijo del amo no se fije en esa criada tan mona y encima con ese uniforme tan bonito. Lo raro es que no lo haga el padre. Dicho esto, la película termina siendo ridícula, exagerada y muy maniquea porque su objetivo es criticar a la "derecha". Lo del niño "proletario" y que ella entienda el fuera de juego y se lo explique a los hombre es de risa. En esta operación no sólo se ofrecen enseñanzas poco apropiadas sino que se inventan la historia. Por ejemplo, el padre de Konrad Koch era profesor y no murió hasta 1884.