En un momento dado Lana (Rebecca de Mornay) le dice a Joel (Tom Cruise), "vamos a tener un éxito tremendo" y justo antes "¿te imaginas dónde estaremos dentro de diez años?". En este caso estuvo en plan profético la californiana porque dio en el clavo. Queridos, os respondo yo. En 1993 Tom estrenaría "La Tapadera" y Rebecca "El abogado del Diablo" y "Los tres mosqueteros". Aunque a decir a verdad, él ha tenido más éxito a lo largo de su carrera que ella, lo cual no quita que fuese una de las actrices más atractivas de los 80 y parte de los 90. Aquí es una de las veces donde la he visto más bella, aunque para mi gusto está demasiado delgada. De Cruise, que hace muy bien de pardillo, qué voy a deciros, si la película ha pasado a la fama por su presencia. Hay imágenes de aquí que se han convertido en iconos del cine de los 80.

Digo todo esto porque si en vez de esta pareja de guapos "Risky Business" hubiera sido protagonizada por otros dos más normalitos, se hubiera aproximado al bodrio por lo tondo que es el argumento y la forma tan plana de resolverlo. Por momentos me recordaba a una de esas españoladas del destape, una vez acabada la dictadura. Lo peor no es, ni mucho menos, su obsesión por el tema sexual, sino la forma tan frívola con la que se acerca Paul Brickman al mundo de la prostitución y el proxenetismo, incluso en un ambiguo final (SPOILER). Toda esta apología del vicio y del dinero, que incluye rameras y porritos, además de ser muy poco edificante, tiene un punto de irreal tirando a casposo que le hace perder puntos. De todos modos, nos queda una buena banda sonora, algún momento gracioso y a los dos protagonistas, que no es poco.