Titubeantes son las carreras de Stephen Dorff y Val Kilmer desde años ha, con largometrajes habituales con destino directo a las estanterías de los videoclubs -o ni eso-, sin apenas presencia en cartelera salvo cuando algún Coppola les llama para alguno de sus experimentos -Dorff en Somewhere de Sofia, Kilmer en Twixt de Francis-. Criminal (Felon) los reúne a ambos en una película que tuvo un estreno limitado en USA, y en el resto del mundo pasó a engrosar la lista de 'direct to DVD' de ambos intérpretes. Contra lo que pueda parecer, las críticas fueron en su mayor parte positivas.

El director de Criminal (Felon) es Ric Roman Waugh, quien estos días ha tenido un moderado éxito de taquilla en USA con El Mensajero, proyecto de lucimiento para Dwayne Johnson. A Dorff y Kilmer les acompaña un reparto que, al igual que los dos protagonistas, ha tenido días mejores: Sam Shepard (Días de Cielo), Anne Archer (Atracción Fatal), Harold Perrineau (Perdidos) y Marisol Nichols (Scream 2).

Wade Porter (Dorff) comete un homicidio involuntario cuando un ladrón entra a robar a su casa y se defiende con un bate de baseball. Es encerrado en prisión con una pena de tres años en una cárcel de máxima seguridad en la que hay lucha de bandas entre diferentes etnias -blancos, negros y latinos-. Allí Porter conoce a John Smith (Kilmer), un prisionero veterano que le ayuda a integrarse, y a salir con vida de los ataques de un guardia (Perrineau) que le coge la matrícula desde el primer día.

Basada en una historia real sucedida en una prisión de California, Criminal (Felon) es un drama que pertenece -como es obvio- al sobado subgénero carcelario. No de esas en las que se pasan el tiempo pensando un plan para escapar de prisión, es más de esas en las que tratan de sobrevivir a ella, con pundonor, sufrimiento y la gloria final.

Películas similares: American History X -con la que comparte el tema del racismo y los skin-heads-, Cadena Perpetua, Encerrado -las perrerías que sufre el prota- y la nada carcelaria Warrior -los combates en el patio-.

El guión es abundante en clichés pero integrados en una historia que tiene sus puntos -la relación entre Porter y Wade-, y que nunca decae en aburrimiento, todo lo contrario, Ric Roman Waugh ha rodado (y escrito) un drama carcelario de manual. Lo mejor sin embargo procede de la química entre sus dos 'estrellas', un sorprendente Stephen Dorff, y un Val Kilmer mentor que se pasa el metraje soltando frases zen de esas que te salen en las galletas de la suerte.