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Spain Spain · Tramacastiel
Luis rating:
9
Comedy Seven international criminals planned the theft of the century. They try to seize the gold reserves of the Swiss National Bank. Disguised as Operatives Hall they get inside through the waterand gas pipes to move the gold to a truck opposite the bank. The entire operation is directed by the brain of the group from a luxury hotel.
Language of the review:
  • es
June 9, 2020
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Mario Vicario contó con un guión muy logrado sobre un robo altamente tecnificado que no desmerece de Topkapi y que resulta tan divertido o más que Rufufú. Con un tono pedante e irónico de gran estilo, un brillante cerebro al que llaman El profesor (Philippe Leroy) planea el asalto a un banco como si se tratara de la extracción de metales preciosos de una mina. Falsos obreros agujerean el asfalto y fingen reparar instalaciones subterráneas, pero en realidad utilizan el conducto de agua para acceder a un túnel bajo la caja blindada y robar desde allí toneladas de barras de oro.
Lo insólito y descaradamente divertido es que tienen la ingeniosa desfachatez de utilizar las herramientas más modernas y extraer el botín mediante una cinta transportadora que conectada al tubo de gas lleva el oro hasta el mismo camión con que después escaparán. A pesar del aparente disparate, todo se realiza con perfecta racionalidad, de manera que en ningún instante lo que ocurre nos parece inverosímil. Puede que no sea muy real, pero sí absolutamente lógico.
El suspense está logrado en secuencias como la del guardia urbano que se acerca al camión, la cámara camuflada ante la que almuerza un vigilante o la desaparición del oro en una fundición. Y la sorpresa también tiene una cómica calidad cuando se sucede el triple engaño entre varios personajes que desconcierta al espectador sobre el paradero del botín.
No asistimos al equivalente, en el campo del robo, a un spaghetti-western ni a ninguna otra tontería a la italiana. Por el contrario se trata de un argumento muy sólido con estilo, eso sí, de ingeniosa comedia italiana. Aparte de Philippe Leroy destacan Rosana Podestá, algo más que un adorno erótico de lujo; Gastone Moschin, en su papel de fiel devoto del profesor que no puede creerle capaz de engañarle, y José Suárez, el banquero robado que acaba sorprendiéndonos con su falta de escrúpulos.
El desenlace no podía, dada la censura de la época, ser otro que el fracaso. Pero es un fracaso imaginativo, por lo inesperado y divertido.
Sin embargo el film no acaba exactamente mal, pues nuestros siete hombres de oro no se rinden y vuelven a las andadas prometiendo que el próximo intento será un éxito.
Por desgracia ese intento se convirtió en un segundo film, El gran golpe de los siete hombres de oro, que nada tiene que ver con el acierto artístico del primero.
Luis
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