Dos miembros de los Monthy Python (John Cleese, quien también es autor del guion, y Michael Palin) encabezan el reparto de esta comedia de ladrones de tres al cuarto que he tardado muchísimo en ver, pero la espera ha merecido finalmente la pena.

Cuando uno se encuentre extasiado de tanto drama, ya sea en la vida, o al consumir alguna obra, esta película puede suponer una buena vía de escape ya que teniendo a Cleese y a Palin como un abogado con una gran oportunidad de mejorar su vida y un ladrón tartamudo, respectivamente, es harto difícil no sacar al menos un par de risas; no solo se depende de los dos actores ingleses, sino que también tenemos a los Estados Unidos, representados por una muy sexy Jamie Lee Curtis y Kevin Kline, quien se llevó el Oscar por su papel de ladrón políglota.

John Cleese no solo pone su talento para la actuación y para la comedia delante de las cámaras (suyas son algunas de las mejores escenas de la película como su pillada en pelota picada), sino que su atino escribiendo el guion da para un filme divertido, aunque demasiado enredado a ratos, y algo dramático en el fondo, pues la historia del abogado no es muy alegre con su matrimonio monótono y sin emociones. Los cuatro jinetes dan vida al guion del británico de forma sublime con interpretaciones notables y personajes variopintos, con sus excentricidades, con los que el filme navega sin problemas.

Su a veces demasiado gusto por el lío hace que en ciertas partes la película sea algo monótona y pierda parte de su ritmo; sin embargo, el sabor de boca por los actores, ver a Jamie Lee Curtis en toda su gloria interpretativa y físicamente, y su comedia ingeniosa hace que el resultado final sea más que satisfactorio y se convierta en un largometraje fácilmente recomendable.