La más fiel adaptación de la famosa novela de Bram Stoker llevada al cine infinidad de veces. La versión más cara y mejor hecha. Desde el punto de vista técnico es insuperable. Si la película se hiciese hoy en día, tendrían que hacerla igual porque no se puede mejorar. Ganadora de tres Oscars y nominada a un cuarto más. Este film no sólo es una proeza desde el punto de vista técnico y visual, es también una obra maestra que aprovecha al máximo la novela en la que se basa. Y es que Drácula lo tiene todo: una hermosa historia de amor, grandes dosis de sensualidad y erotismo, violencia, terror y una gotas de humor negro.

La trama posee la suficiente acción como para no aburrir al personal con el romance entre Mina y Drácula, aunque la intención de Coppola era remarcar la historia de amor, que es el detonante de toda la película. Es ante todo la historia de amor de un hombre atormentado que trata de buscar el amor verdadero porque ese es según él el secreto de la felicidad. Su dramática vida influye en gran medida en su carácter, convirtiéndolo en un ser peligroso y violento condenado a vivir eternamente de la sangre de los demás.

Los actores, qué buen ojo tiene Coppola para descubrir nuevos talentos, son formidables. Por un lado Gary Oldman que lo da todo para interpretar al Conde en diferentes etapas de su vida, de anciano, de joven seductor y guerrero así como transformado en lobo o en murciélago. Con sorprendentes variaciones en su voz y su gran capacidad para imitar acentos. Keanu Reeves interpreta al guapo y cornudo Jonathan Harker, Winona Ryder interpreta a su delicada y sufrida prometida, debatiéndose entre la fidelidad a Harker y su amor por Drácula. Mientras que Anthony Hopkins asume el papel del mítico profesor Abraham Van Helsing dándole un perfil más alocado a la vez que inteligente. En el reparto también figuran una joven Monica Bellucci que prácticamente debutaba con esta película. Tom Waits amigo del director al que este papel le va que ni pintado con ese aspecto de loco que tiene. Cary Elwes el inolvidable protagonista de La princesa prometida. Y la sensual Sadie Frost, ex de Jude law, impagable la escena en la que es poseída por un Drácula transformado en lobo.

En general, los críticos recibieron positivamente la película, pero a los más puristas les desconcertó. Y aunque valoraron favorablemente los aspectos técnicos, se negaron a reconocer, ni tan siquiera con alguna nominación, la calidad de la película y el fabuloso trabajo de los actores. No obstante al publicó le encantó y acudió en masa a los cines proporcionando suculentos dividendos a Coppola que veía como su economía se recuperaba tras una década de fracasos, algunos más sonados que otros. Coppola arriesgó y puso toda la carne en el asador consigiendo la versión definitiva de la novela de Bram Stoker.