La hazaña del aterrizaje en el río Hudson llevada a cabo por el piloto Chesley 'Sully' Sullenberger es llevada al cine por Clint Eastwood que demuestra seguir en plena forma y parece haber encontrado un filón creativo inspirándose en héroes americanos del momento. Con el Francotirador consiguió uno de sus films más taquilleros y la crítica la señaló como una de las mejores películas del año. Esta vez Eastwood homenajea a un valiente piloto que salvó la vida de 155 pasajeros con una arriesgada maniobra amerizando en las heladas aguas del Hudson a comienzos de 2009.

La película recrea con todo detalle aquel extraordinario episodio ensalzando la labor del piloto, la de la tripulación, pasajeros y todos aquellos que ayudaron a rescatar a los supervivientes aquel día. Sin efectismos ni melodramas, el guión se ciñe a la realidad subrayando la importancia del factor humano como elemento determinante en el éxito del amerizaje forzoso. También se explican los problemas que se plantean al protagonista cuando se investiga lo sucedido al tener que demostrar que no le quedó más remedio que amerizar en el Hudson. Son momentos desagradables para él y su familia porque por un momento parece que se cuestiona la acción del piloto al que se le reprocha que tuvo tiempo suficiente para volver al aeropuerto y no destruir el avión. Hanks sobresale con su interpretación por la sorprendente caracterización de los maquilladores, su parecido con el auténtico Sully resulta muy creíble.

Resumiendo, espero no vivir una situación como ésta, pero si pasa, que pilote un tío grande como Sully así viajaré más tranquilo.