Precuela menor sobre las andanzas y la forja del mito de Drácula. A pesar de la convincente interpretación del atractivo Luke Evans y la presencia del siempre estimulante Charles Dance, esta nueva revisión del mito vampírico no pasará a la historia por ser una de las mejores. La película narra los acontecimientos que tuvieron lugar antes de que el príncipe Vlad se transformara en vampiro. Ante el asedio turco y la necesidad de salvar a su pueblo y su familia, el temido noble rumano debe tomar una decisión crucial que le marcará el resto de su vida. La historia es lo suficientemente interesante como para que resulte atractiva y entretenida pero la desgana del director en las escenas de acción echa por tierra una película que podía haber sido más resultona. Dichas secuencias están filmadas con tal rapidez que no se ve lo que pasa y así no se disfruta del espectáculo. Tampoco ayuda la oscura fotografía. Por lo demás la ambientación y los efectos visuales pasan el corte pero poco más que resaltar de esta nueva propuesta tan decepcionante como desaprovechada.