Recuerdo que ví Titanic en el cine por la época de su estreno, hace muchos años y me había gustado. Hace ya un largo tiempo que implementé la costumbre de no volver a ver las grandes películas que me gustaron en mi tierna juventud, porque seguro que si lo hago me dejan de gustar o le encuentro miles de defectos. Pero tuve la desgracia en Semana Santa de quedarme sin internet y que todos los negocios se encontrasen cerrados por la fecha religiosa. Claro que la ley de Murphy se cumple a rajatabla y cuando dice que si algo puede salir mal, pues sale mal. La única opción potable que me quedaba era la t.v y siguiendo mi mala racha en 82 canales no había un coño para ver. Pero me encontré con Titanic y dije bueno, vamos a verla si no es mala y además dura un par de horitas. Y sin más rodeos diré que sucedió lo que me esperaba, le encontré montones de defectos y me aburrí como Adán en el día de la madre. A ver, no es que sea mala la pelicula, no, está bien filmada, correctas las actuaciones y la fotografía es bella pero le falta nervio, es un film frío que por momentos se pone demasiado ostentoso y se hace largo y aburrido. Demasiado meloso, se excede en dramatismo y el recurso de la anciana recordando la tragedia se podría haber presentado sin tanto golpe bajo. Para pasar el rato sin grandes expectativas es un film amable y entretenido. Y no mucho más. A los que no la vieron aún les diría que no se dejen deslumbrar por lo abultado de su presupuesto, ní con la cantaleta de la peli más cara de la historia; ya sabemos que el dinero no compra la felicidad y tampoco el talento.