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Sergio Berbel rating:
7
Comedy. Musical. Romance Steffi and Bob are married, rich, liberal and socially committed. Steffi was married to Joe, a guy unlucky with women, with whom she had a slightly unstable daughter. Bob has a conservative son, a daughter who has endangered her marriage on falling in love with a delinquent and another two teenage daughters who fight over multi-millionnaire men. They all put their feelings to music in New York, Paris and Venice.
Language of the review:
  • es
January 9, 2021
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Woody Allen es el director que más y mejor ha influido en mi vida. También el más prolífico que conozco. Desde hace décadas, estrena una película al año sin descanso ni respiro. Su genio incontenible trabaja en sesión continua y nada ni nadie puede pararlo. Por eso es imposible para un creador (por muy dios que sea y, como éste, ninguno) que todo lo que facture anualmente sean obras maestras. “Todos dicen I love you” es una de sus obras menores, pero no deja de ser un homenaje bonito y emotivo al musical clásico con el que Allen se formó cinematográficamente en los cines de su niñez, trasladado a la época contemporánea y con forma de película coral.

A través de la voz en off de una de sus protagonistas (un recurso tan propio como reconocible en el cine del gran genio neoyorquino), Allen nos cuenta las historias e historietas de amor que vive una familia de clase alta en New York formada por un empresario de éxito (impagable Alan Alda) demócrata y muy liberal, su cónyuge dedicada a las causas nobles más insospechadas (simplemente correcta Goldie Hawn), un ex marido de ella absolutamente hilarante (el papel que Woody Allen se reserva para sí mismo, loco por el personaje de una funcional Julia Roberts), una hija habida de ese anterior matrimonio entre Allen y Hawn (la narradora de la historia) y un hijo ultraconservador y tendente al fascismo del primer matrimonio del padre, una hija que se va a casar con el hijo de una de las grandes fortunas de la ciudad (absolutamente impresionante Drew Barrymore, de lejos lo mejor de la cinta, enamorada de un jovencísimo Edward Norton hasta que aparece Tim Roth) y sus dos hermanas adolescentes (dicho sea de paso, una de ellas es Natalie Portman, reconocible por belleza y calidad desde el primer plano en el que aparece casi con la misma edad con la que me cambió la vida en “Beautiful Girls” de Ted Demme).

El periplo amatorio de sus personajes no es más que la excusa argumental (quizás demasiado liviana para tratarse de una cinta de Allen) para ir generando una serie de números musicales clásicos trasladados a la época contemporánea y bellísimamente fotografiados por Carlo Di Palma, imprescindible en el cine de los 90 de Woody Allen.

En esta película, quizás como anuncio subconsciente de su posterior periplo europeo, Allen saca su cine de New York para pasear a sus protagonistas también por Venecia y, sobre todo, por París, dejando la única escena que realmente trasciende de la cinta en la que él baila a la orilla del Sena con Goldie Hawn y la hace volar (literalmente), una escena de una belleza hipnótica que salva de por sí una intrascendente película en la que concurren, eso sí, todos los fantásticos lugares comunes del gran genio.
Sergio Berbel
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