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Poland Poland · Terrassa
Taylor rating:
9
Drama A ronin, a masterless samurai, requests permission to commit an honorable ritual suicide at the home of a powerful but sadistic warlord. The warlord is reluctant to permit this as he has been recently deceived by another ronin, who was trying to obtain charity from the house. This ronin, however, is permitted to tell the story of how he came to be in such a situation.
Language of the review:
  • es
February 11, 2010
91 of 109 users found this review helpful
Nunca he sido un gran aficionado al cine japonés. Y menos, al de samuráis. Pero después de ver “Harakiri” debo reconocer que mi nivel de apreciación respecto al cine nipón ha cambiado. Para bien, por supuesto. Yo diría, incluso, que la peli de Kobayashi puede llegar a significar -perfectamente- un punto de inflexión trascendental en mi carrera cinéfila. Un punto de inflexión que, con toda certeza, me impulsará a retomar esa fascinante senda del cine oriental que un buen día -vete a saber por qué extraña razón- quedó repentinamente interrumpida hasta que sensei Kobayashi irrumpió en ella y me conminó a proseguirla merced a una de las pelis más imponentes que he visto en mi vida.

Huelga decir, por consiguiente, que “Harakiri” me ha gustado. Y mucho. Huelga decirlo porque quien no sepa disfrutar como un energúmeno ante una historia tan bien contada, ante un ejercicio de estilo tan impecable y elegante, es que tiene un serio problema de criterio cinéfilo. Un problema que afortunadamente no padezco y que no me ha impedido quedarme más de dos horas pegadito al sofá -conteniendo la respiración casi- para no perderme un ápice de la historia. Para no desperdiciar un solo fotograma. Para empaparme completamente de una peli en la que su parsimonioso tempo no hace más que incrementar la tensión, intensificar el contenido dramático y grabar a fuego lento en el espectador una de las embestidas más contundentes a los sagrados y tradicionales códigos de honor japoneses jamás vistas en una gran pantalla.

Absolutamente recomendable, pues, a todo el mundo. A to-do el mun-do. Pero en especial, a los que crean que el cine japonés acaba en Kurosawa, Mizoguchi y Ozu; a los que quieran saber qué diferencia hay entre un harakiri y un seppuku y, en general, a todos los que quieran averiguar de una puñetera vez qué es una película redonda. A mi me funcionó.

(A Entrañable)
Taylor
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