Al Pacino no le da al personaje la magistralidad anterior y el guión tampoco ayuda. Hubiera preferido un Padrino frió y calculador, que presta dinero a la Iglesia y se enfrenta a su corrupción. En cambio se rodea de abogados y deja que su mujer eduque a sus hijos. ¡Por favor! ¡Si fue ella quien abortó el tercer hijo y se separó! ¿En que mente entra que un siciliano mafioso fuera a perdonar tal afrenta? ¿Qué pasóo con “le voy a hacer una oferta que no pueda rechazar…”?

No he leído el libro, pero el guión es penoso en comparación con los anteriores. Principalmente es confuso en vez de complejo, y le falta definición. Mientras que en la primera parte era una lucha de poder con el trasfondo del nuevo negocio de las drogas, y en la segunda los casinos, aquí parece apuntar a la corrupción de la iglesia, su relación con la mafia y un contable corrupto. Pero estas relaciones están carentes de definición y matices, sirviendo únicamente como trasfondo para vendettas y ajustes de cuentas.

Lo que sostiene esta nueva versión es Connie, cuyo odio infantil hacia Michael se ha transformado en cinismo y dedicación a la Familia, convirtióndose en su verdadero "Consigliere" y no esos abogados yuppies. Es ella quien introduce a Andy García, que interpreta correctamente al hijo bastardo de Santino.