Pestilente engendro rodado a mayor loor y gloria del pueblo estadounidense, con el propósito de difundir la falsa idea de que son los más buenos, los más guapos, los más poderosos, los más idiotas, ay, perdón, lo más de lo más. Algunos episodios provocan vergüenza ajena, como el de Gary Cooper cantando las alabanzas de Texas, o el de S.Z. Sakall, de emigrante húngaro que detesta a los griegos (menos mal que sale Janet Leigh y nos alegra un poco la vista). Rodada en 1951, en plena Guerra Fría, se supone que el objetivo era elevar la moral del pueblo ante la amenaza comunista. Válida sólo por el desfile de estrellas haciendo el ridículo, dirigidas por gente tan competente como John Sturges o William Wellman. Reliquias de un pasado periclitado (¿o no?).