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Spain Spain · Barcelona
Eduardo rating:
7
Sci-Fi. Fantasy Scientist Jan Benes defects to the West but an assassination attempt leaves him a coma. Agent Charles Grant is recruited by the top-secret organization Combined Miniaturized Deterrence Forces. He learns that he is to be part of a crew aboard a submarine The Proteus and that the crew and submarine will be reduced to microscopic size and injected into the Benes’s bloodstream in order to operate on the surgically inaccessible clot in his ... [+]
Language of the review:
  • es
May 2, 2019
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La historia es tan conocida que me voy a ahorrar los detalles. No la veía desde su estreno, y a pesar de que los F/X están periclitados, la película resiste muy bien el paso del tiempo. Amenazan con un remake, cómo no, en 3D y todo, bajo la tutoría de James Cameron. Vista hoy, conserva toda la tensión y emoción de la primera vez, aunque te sepas el desenlace de memoria. Hay un buen trabajo en el color y una inteligente utilización del cinemascope, como no podía ser menos en el caso de este director infravalorado en ocasiones, Richard Fleischer, un autor siempre interesante incluso cuando no tiene un buen día (a partir de Mandingo fue de mal en peor; El cantor de jazz es imperdonable y Amytiville 3 un disparate). Vale la pena repasar sus primeros thrillers, cintas baratas y de metraje breve, auténticas lecciones de cine negro que deberían ser obligatorias en todas las escuelas de cine. El empleo de la música tampoco carece de interés: Leonard Rosenman, otro infravalorado (¿para cuándo una de esas interpretaciones en directo con su partitura de El señor de los anillos, la fallida adaptación de Ralph Bakshi?), sólo irrumpe a partir del momento en que el submarino penetra en el cuerpo del científico malherido, y es tan buena como intensa. El cuadro actoral acoge un puñado de secundarios sobrados de talento, desde Donald Pleasence hasta Arthur O'Connell, con un vigoroso Stephen Boyd al mando y una espectacular Raquel Welch, que no enseña nada, pero cada vez que se baja la cremallera del mono nos pone firmes. Cuenta la leyenda que ella le tiró los tejos, pero el intérprete irlandés aguantó sus insinuaciones impertérrito. Por el amor de Dios...
Un espectáculo muy entretenido para una idea brillante. Tan divertida hoy como ayer.
Eduardo
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