He aquí una película de SF original y bien realizada, en que los F/X están al servicio del guión y no a la inversa, como suele ocurrir en el 99,9% de los casos. Un tren que es un mundo, tras una catástrofe climática, y que recorre un universo de hielo sin detenerse jamás. Dentro del tren/mundo, la distinción a rajatabla de las clases sociales, vagón a vagón, hasta que los pobres de solemnidad se hartan e inician la revolución. Tras una matanza que casi los aniquila a todos, el líder de la Resistencia llega al vagón de cabeza para enfrentarse al demiurgo que ha creado el tren salvador de lo que queda de humanidad, pero... Nada es lo que parece, y en ese diálogo entre el héroe (Chris Evans, sorprendentemente bien) y el dictador (magnífico Ed Harris) se desarrolla la filosofía de la historia, de un desolador pesimismo. El director coreano irrumpe en el cine comercial norteamericano con un blockbuster tremendamente personal, sin por ello sacrificar el sentido del espectáculo. Tal vez por ello ha obtenido más éxito fuera que dentro de Estados Unidos. Muy recomendable