Un hombre mata a sangre fría a un enmascarado cuando le descubre en su casa a altas horas de la noche.
Eso desencadenará una serie de circunstancias en su tranquila y pequeña comunidad, donde todo el mundo le repetirá que actuó en defensa propia, pero no por ello dejará de librarse de las miradas insidiosas en el bar local.
Lo que podría haber sido un drama sobre la culpa, sin embargo, pronto pasa a ser otra cosa: a Jim Mickle no le interesa jugar con este tono, ni con estos registros.

'Frío en Julio' tiene a su favor una naturaleza cambiante que le impide quedarse siempre en el mismo lugar, y por eso es imposible aburrirse con ella: lo que empieza como drama pasa a ser un misterio, para después pasar a la acción derivada de una especie de venganza.
Coge de todos los platos para elaborar el suyo propio, aunque de esa manera no consigue coger lo mejor de cada uno, pues al final queda la sensación de haber degustado algo sabroso, aunque nada memorable. Aunque, para ser sinceros, Mickle tampoco pretende que lo sea.

Lo suyo es jugar con el género y sus múltiples capacidades de expansión: un villano que se presenta en una oscura noche de lluvia amenazando lo inviolable del hogar familiar, un padre de familia intranquilo que se verá obligado a pasar a la acción, un mundo criminal que permanece agazapado en las omisiones de una pequeña localidad... la fotografía saturada, y la música sintetizada en el último eco de la noche, solo contribuyen a esa estética heterogénea, donde da la sensación de que se quería desubicar al espectador mientras se concentran planos impactantes en su maestría o efectividad.
Aparte, también hay proteína si se busca: la odisea de un padre contra las sombras de su propia vecindad acaba siendo el contraste de la cruzada de otro hombre, también padre, que busca purgar los pecados de su hijo.
Una historia, que por fronteriza y descarnada, totalmente entregada a su fondo trágico, quizá reflexione con mucha sinceridad sobre el papel que la mal llamada "respetabilidad entre vecinos", y la propia conciencia, juegan en contra de la dureza que a veces deberíamos emplear, sin juicios de valor.

Como tal, esta no es una historia nueva.
Pero sí está mezclada de forma diferente.