Ari Aster ha demostrado en su primera película que es un director con una forma muy particular de hacer cine. Y hoy en día, eso es muy difícil, ya que pocos directores se desmarcan de la media y viendo unos cuantos planos ya sabes diferenciar al director.
La película muestra a una Toni Collette descarnada y hace suya la película de principio a fin. Es posiblemente una de las mejores películas de este 2018, y si destaca es por ser un genero más dramático que terror, como por desgracia, en las campañas publicitarias hacen más mal que bien.
En definitiva, es una película con muchos matices y muy bien trabajada. Puede que no sea para todos los paladares, pero si entras dentro de ella y te esfuerzas en ello, no te defraudará.