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Spain Spain · Barcelona
Tithoes rating:
6
Horror Part 2 of the 'Creep' trilogy. Sara is a video artist whose primary focus is creating intimacy with lonely men she finds on Craigslist. After finding an ad online for "video work", she drives to a remote house in the forest and meets a filmmaker claiming to be a serial killer. Unable to resist the chance to create a truly shocking piece of art, she agrees to spend the day with him, but then realizes she may have dug herself into a hole she can't escape.  [+]
Language of the review:
  • es
March 29, 2018
1 of 2 users found this review helpful
Lo mejor: el cine independiente (teñido, valga añadir, de tintes propias de la vertiente más culta del mismo) en su versión más puritanamente atractiva en el que se traduce el muy efectivo regreso detrás de las cámaras de Patrick Brice, quien retoma su particular trilogía (pese a que hasta la fecha hayan visto la luz únicamente dos entregas se confirmó oficialmente con el lanzamiento de la primera no solo la continuación que ocupa sino una tercera) de intriga (el hipnótico e incierto devenir es genial) y humor (más negro que el carbón) con notable aceptación de crítica y público, como bien demuestra el más que merecido (no tanto por el mayúsculo éxito que supone sino por el reconocimiento que implica, nada habitual en esta clase de cintas que tanto merecen por su atrevimiento y tan poco consiguen por su promoción) premio a la mejor película logrado en el Sitges Film Festival 2017; el misterioso reclamo (“busco camarógrafo por mil dólares diarios, requiriéndose que sea honesto y valiente, mejor si es fanático de Entrevista con el vampiro, para ir juntos a lo desconocido”) que publica el homicida en el portal Craiglist (espacio virtual de anuncios clasificados con secciones dedicadas a empleos, viviendas, contactos, ventas, ítems, servicios, conciertos y foros, entre otras) para captar víctimas, siendo la última de ellas la presentadora de vídeos online del programa “Encuentros” que, al gozar apenas de audiencia, decide embarcarse en el experimento social (la idea no deja de ser eso al plantear dilemas morales entre empatía u odio) más temerario que haya asumido, tornándose rápidamente en una experiencia inolvidable (y no precisamente por resultar maravillosa sino enormemente impactante); el extraordinario ritmo de la obra no deja respiro alguno (como ocurre con la iniciación a la “muerte asistida” propuesta) ni permite pestañear (más por la profundidad que por la intensidad del guión), plasmándose uno de los brotes del más prolífico sociópata a modo de documental cual buen episodio de la reportera Samanta Villar.

Lo peor: el bajo presupuesto (no dinerario sino técnico) que se aprecia en el método de presentación, un supuesto metraje encontrado previa grabación cámara en mano (u ocultada en lobo de peluche) que dividirá como siempre a la audiencia, contabilizándose tantos defensores (las emociones se transmiten mucho más así) como detractores (la primera persona enturbia el visionado), al igual que sucederá con los sentimientos que despierte el carismático y dictatorial asesino en serie (su atroz comportamiento no hace sino ocultar una gran vulnerabilidad a causa de un traumático pasado, como en la mayoría de casos reales) en cada cual; la terrorífica sinceridad con la que avanza la historia (aquel que promete no matar a su entrevistadora en un plazo de veinticuatro horas y abrirse completamente, sin inhibiciones, para mostrarse, literalmente, en cuerpo y alma, halla en aquella una especie de inimaginable alma gemela), ofreciéndose una fascinante exploración del deseo y la manipulación emocional (en este caso en aras de abandonar la desidia y reencontrarse, según confiesa el mismo con estremecedora e impulsiva frialdad, con la inspiración que antaño convertía su sistemática en religión lo que ahora considera trabajo); la sensación de no acabar apasionadamente extasiado con un filme que integra todos los componentes necesarios para que así sea, residiendo la principal razón de que así sea no en la labor actoral (la química entre maestro y aprendiz es increíble) sino en la metodología narrativa, bastante curiosa pero, en último término, excesivamente arriesgada.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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