1. Martin Scorsese necesitaba superar el tragicómico final de Uno de los nuestros, ese broche torpón con el que la gran película se desabarataba como si se colara de un programa doble de la peor factura. Y en esas que encontró esta superación del gangsterismo barrial en la multimillonaria mafia extendida en la explosiva ciudad del juego.

2. Reclama, eso sí, verla varias veces: su acelere compulsivo desde el comienzo hace difícil el seguimiento en la indispensable versión original; yo la vi doblada y en v/o, y siempre descubro aspectos nuevos, refulgentes, admirables.

3. De Niro está de Oscar: su contención dramática no se parece a ninguna otra por él mismo creada; cuánta violencia desprende su pacífico andar, pues no se le ve empuñar una sola arma ni dar una sola hostia y, sin embargo, no haces más que temerle, además de acompañarle tristemente en su triste deambular por el deseo de ser más de lo posible, de crecer por encima del don nadie que nunca ha dejado de ser, del miedo profundo a perder que es el rasgo dominante en este tipo que siempre parece recién salido del tinte, parapetado en los mejores trajes. Asombroso e incomprendido trabajo elaborado con mano artesanal, a través de ínfimos detalles, de una secreta poesía de la destrucción y la incapacidad de hacerse amar.

4. Ni antes ni después la siempre atractiva Sharon Stone ha hecho un papel tan completo, tan desesperante, del encanto más pleno al desastre total.

5. Extraordinaria exhibición de Las Vegas como un circo de varias pistas en el que descuella el infierno del juego; un infierno que convierte en peleles a sus participantes mientras se cuecen fortunas todopoderosas; está presentado con crudeza, sentido del humor y feroz ironía, bien aderezado todo por la cuasi delirante amalgama de los temas musicales que servían de fondo para la otra historia, la que no se cuenta, la que iluminaba los grises días de la inmensa humanidad que no aparece en la película, la gente corriente.

6. Joe Pesci corona su ya tradicional interpretación de matón descerebrado con un personaje tremendo del que quedaría colgado hasta la llegada de su "do de pecho" en El ojo público.

7. James Woods, después de tantos personajes siniestros, asombra al encarnar a este desvalido, este miserable salvado por el incondicional amor de una mujer estupenda y rastrera a la vez.

8. Scorsese filmó CASINO con un ritmo endiablado; genial sinfonía terrorífica y hermosa, pues logra narrar una sucesión de imposibles historias de amores y ambiciones frustrados mientras la carrera principal por la conquista del dinero sigue su curso, caiga quien caiga, se corrompa quien se corrompa y viva quien viva.