Gran película, refrescante ubicándola en la ordinariez preponderante de este horrible año 2010.

Un Allen con retazos de sus películas ochenteras, nos muestra la mejor cara de Boris (Larry David), un pesimista de pro, considerado a si mismo como un genio y que se encuentra con una sorpresa en forma de veinteañera.

Tanto los personajes como la historia resulta atrapante a la vez que ligera, con lo cual el ritmo de la película es facilón y , posiblemente, palomitero. No es la mejor película de Allen, realmente es una más. Lo que pasa que el concepto "una más" en Woody Allen significa que se mete entre las 10 mejores de este absurdo año cinematográfico.

No es una cinta sólo para fanáticos de Allen. Pero a los que lo son, le sumarán un puntito más en la crítica.