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Spain Spain · Pontevedra
Pelopantenne rating:
9
Mystery. Drama. Thriller Paul, a prize-winning war journalist, returns to his remote New Zealand hometown due to the death of his father, battle-scarred and world-weary. For the discontented sixteen-year-old Celia he opens up a world she has only dreamed of. She actively pursues a friendship with him, fascinated by his cynicism and experience of the world beyond her small-town existence. But many, including the members of both their families, frown upon the ... [+]
Language of the review:
  • es
June 9, 2009
30 of 32 users found this review helpful
La Biblia dice: “quizá hayamos acabado con el pasado, pero él no ha acabado con nosotros”.

“El refugio de mi padre”, película bellamente subestimada, hace una clara alusión a dicha frase. Por muy lejos que huyamos, el mundo seguirá siendo muy grande y nosotros muy pequeños y allá a donde vayamos acecharán en la sombra nuestros demonios.

Independientemente de que sean mayores o no, toda persona está fascinada con la vida de sus padres, especialmente las partes que tal vez nuestros padres optaron por no compartir con nosotros. Quizás porque para comprendernos mejor a nosotros mismos debemos retroceder en el tiempo y comprender nuestros orígenes.

Matthew MacFadyen interpreta a Paul Prior, un famoso fotógrafo de guerra que vuelve a casa tras 16 años, por la muerte de su padre, encontrándose con una cita pendiente con sus miedos y siendo consciente de que todos estamos irremediablemente encadenados al pasado. El film muestra a sus personajes ante la búsqueda de su propia identidad, en una ciudad en la que todos quieren huir y escapar.

Por otra parte el director neozelandés Brad McGann complica la trama sobremanera, mezclando drama con suspense y manteniendo al público constantemente trabajando para desentrañar sus misterios, ése será su principal encanto, dando una voltereta sobre la trama, los personajes y sus dilemas humanos.

La película tiene un aguijón en la cola, pero no será hasta mucho tiempo después en que seamos conscientes de que nos ha pinchado. Sólo entonces será imposible no sentirse turbado por una cierta sensación de tristeza.

Película muy recomendable, además de ser la única del director, que nos dejó en el 2007.
Pelopantenne
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