Es curiosa la forma en la que han pensado en cargarse el mundo (o por lo menos París) en esta película gala: algo tan simple como un denso humo tóxico que mata al ser respirado.
La peculiar situación de aislamiento en la que se encuentra la niña, es el eje de la historia, con la típica familia que, de buenas a primeras, se ve luchando por sobrevivir.
La bruma está bien hecha (supongo que por ordenador, pero es muy creíble), y aunque no es una película de grandes efectismos visuales, consigue inquietar y transmitir agobio.
Pero debo decir que los actores no ofrecen unas actuaciones demasiado fuertes al principio, sobre todo para lo deprisa que se produce todo y lo mal que lo deberían estar pasando los personajes ante un caos como este. Un poco más de emoción o de intensidad habría dado un poquito más de credibilidad a este apocalipsis, porque les veo demasiado fríos. Eso sí, cuando el film avanza y las cosas se les ponen realmente feas, sí que veo una mejora en las interpretaciones. Romain Duris lo hace mucho mejor que Olga Kurylenko, una actriz muy guapa y ya con mucho cine a sus espaldas, pero que desgraciadamente no está a la altura a nivel dramático.
En “La bruma”, importa más la historia de supervivencia, con más elementos de thriller que de cine de catástrofes. En su escasa hora y media, es una propuesta algo original (solo podríamos compararla con la mucho más fantástica “La niebla”) y bastante entretenida.