Contar con tres famosos actores (que no lo eran tanto por aquel entonces) es la mejor carta de este thriller del director de “El fugitivo”.
Poco les dura la alegría a estos científicos cuando un accidente destruye su hallazgo, y les toca correr de aquí para allá como en cualquier otra película de acción.
Todo en el film es muy normal y muy corriente. La trama es un poco previsible y la fuga de los protagonistas no es tan buena como la que protagonizó Harrison Ford.
Pero no llega a ser mala del todo tampoco, con un ritmo y duración adecuados, y algunas escenas que podrían haber llegado a ser espectaculares si no fuera por los pobres efectos especiales por ordenador.
La parte de conspiración no está tratada con mucha profundidad, aunque toca el siempre interesante tema de la industria energética.
En cuanto a Morgan Freeman, la verdad es que está bastante desaprovechado, y los otros dos protagonistas no hacen gran cosa a nivel de actuación.
Es una película muy raspada de calidad que no se deja ver demasiadas veces, pero que no deja de ser levemente entretenida dentro de sus defectos. Tengo más claro que el agua que su nota tiene que ser ni más ni menos que un 5.