Si hay series que marcan historia, esta es una de ellas.
Tiene varias características que hasta entonces no se habían utilizado demasiado (si es que no es la primera en hacerlo).
Me refiero a establecer una trama continuada, de manera que todos los episodios están enlazados y si te pierdes uno, ya no te enteras.
También fue pionera en el hecho de complicar un caso de asesinato hasta la extenuación, enredando un misterio tras otro. Algo que fue superado con "Perdidos", pero en lo que "Twin Peaks" sentó las bases.
Es muy curioso que tuviera tanto éxito y enganchara a tantos espectadores, siendo de David Lynch. El surrealismo y mundo onírico de este cineasta está muy presente, sobre todo en el incomprensible final. Con todo, la serie es adictiva, a pesar de todas las paranoias, idas de pinza y extrañezas habituales de Lynch.
Los actores están que se salen. Yo destacaría al protagonista (el agente Cooper) y al padre de Laura Palmer por encima de los demás.
Es fácil darse cuenta de que en el fondo, lo que menos interesa es quién mató a Laura. La serie pronto se convierte en una muestra del microcosmos del pueblo. Todos los personajes (y son muchos) tienen sus luces y sombras. Casi todos tienen cosas que ocultar y sus relaciones suelen estar conectadas con el asesinato. Es por tanto un puzzle de mil piezas que a duras penas conseguiremos comprender en su plenitud. Hasta el propio bosque parece ocultar mucho más de lo que deja ver.
Aunque después de ella ha habido otras series más interesantes, siempre será recordada por los que tuvimos la oportunidad de verla en su estreno.
Y por supuesto, me quito el sombrero ante la inquietante melodía de Angelo Badalamenti.