Clint Eastwood aprendió del mejor en esto de los westerns, cosa que nos queda evidenciada en varias escenas de esta magnífica película.

El montaje de Eastwood es simplemente fantástico, y la fotografía está tan bien cuidada como merece esta sombría y apasionante cinta.

Con un guión que no daba para demasiado, nos encontramos con dos horas de metraje compuestas por diversos componentes, acertando en todos y cada uno de ellos. Las escenas "de tiros" (menos de las que la gente pueda imaginar) rozan la perfección y los movimienos de cámara las agilizan de una manera pocas veces vista. La actución de Eastwood, pues bueno, en su línea... Ni bien ni mal. Haciendo de Eastwood. Entre el reparto, el que mejor lo hace es sin duda un Gene Hackman que dibuja un personaje alucinantemente sólido.
Además, la película cuenta con ese montón de indescriptibles intangibles que son necesarios en cualquier gran obra, normalmente (y esta no es una diferencia) asociados a la dirección.

Por poner algún pero, diríase que hay diálogos sobrantes y algo empalagosos, siendo el más largo entre Eastwood y Freeman el más evidente.

Genial película que puede verse una y otra vez sin ningún problema.

PD: Esta crítica va por Talan