Otra película, de las miles que hay, basada en hechos reales que poco o nada son merecedores de ser narrados en la gran o pequeña pantalla.
En este caso una historia rutinaria que dirige con poca soltura el desconocido Ron Krauss (Alien Hunter) y que es una especie de adalid en pos de la fe cristiana, una cinta llena de la creencia en que todo lo bueno está por llegar si Dios esta de tu parte o haces todo lo posible para aproximarte a él. Aquí se refleja en la mala vida que lleva el personaje de Vanessa Hudgens (Bad Boys for Life) simplemente por estar dentro de un ambiente familiar deprimido. Una chica que por los avatares de la vida decide huir de su hogar y comienza a vagar por la ciudad sin rumbo propio hasta que un accidente comienza a cambiarle un poco el chip de la desesperanza. Como es típico, y a decir verdad necesario, aparece el apoyo de un cura que le ayudará a ser mejor... con la ayuda de Dios.
Así, nos encontramos ante una película rutinaria y ya vista antes, predecible y con muchos de los clichés que inundan los telefilmes de las sobremesas de Antena 3. Sin embargo, el poso que dejan algunos de sus intérpretes la alejan un poco de la mediocridad: Hudgens hace un papel muy real y físico, Rosario Dawson (Alejandro Magno) está desconocida y Brendan Fraser (La Momia) está mucho más que aceptable.