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5
5.7
64,782
Mystery. Thriller
A murder in the Louvre and clues in Da Vinci paintings lead to the discovery of a religious mystery protected by a secret society for two thousand years -- which could shake the foundations of Christianity. Ron Howard and Akiva Goldsman, the OscarÆ-winning director and writer of A Beautiful Mind, reunite to bring Dan Brown's The Da Vinci Code, one of the most popular and controversial novels of our time, to the big screen with a cast ... [+]
Language of the review:
- es
February 18, 2007
44 of 66 users found this review helpful
Son muchos los misterios que depara la visión de El código Da Vinci:
¿Qué hacía ese señor a esas horas en el museo? Y lo que me resulta más inquietante, por qué un señor, (cuya edad le impide rendir como dios manda en la liga amateur de petanquistas de Francia); tras ser perseguido por un discreto primo de Cañizares, que no consigue alcanzarle, (supongo que debido a que sus sandalias no son el calzado más adecuado para dar caza a un abuelete); logra descolgar un pesado cuadro sensiblemente más alto que él (hay que recordar que en el Louvre los cuadros los pegan a la pared con chicle, ya se sabe, es práctico y los gabachos siempre han sido muy guarretes) con el corazón aun bailándole bacalao, y después de recibir un disparo en el estómago decide, en vez de invertir su tiempo en ir a comprar tiritas, llamar a la poli, a una ambulancia, al Pizza Hut, o a su nieta Sophie; emplear su tiempo en despelotarse y recorrerse todo el museo haciendo graffitis con sus mondongos. Cierto es que el muchacho es de desangración lenta, y que sus “claros” mensajes son más cómodos y rápidos que haberle dicho a su nieta durante sus numerosos años de convivencia el gran secreto de la película; pero ¿por qué tiene que despelotarse para escribirse en el pecho el símbolo de la feminidad? ¿No se hubiese enfriado menos con los pantalones puestos, o al menos con los calcetines? ¿Se trata de una salida de armario póstuma?
Y son muchas más las incógnitas que se quedan sin desvelar:
¿Por qué a los franceses no les llama la atención una rubia que se pasea vestido de monje por las calles?
¿Por que dicha rubia, no empeña el cilicio y se compra una PlayStation como los desequilibrados mentales decentes?
En resumen, no respondo de mí si veo a Dan cruzando por un paso de cebra, sus obras tienen el mismo rigor histórico que el episodio de las “procesiones-fallas” de Misión Imposible 2. Y sólo recomiendo ver la película si se dispone de un dominio absoluto de los sinónimos de la palabra ABSURDO. Aunque si se dispone de un compañero de proyección de esos que se tomaron el libro en serio la cosa puede devenir en conato de asesinato, o súmmum del cachondeo, depende de como te lo tomes.
¿Qué hacía ese señor a esas horas en el museo? Y lo que me resulta más inquietante, por qué un señor, (cuya edad le impide rendir como dios manda en la liga amateur de petanquistas de Francia); tras ser perseguido por un discreto primo de Cañizares, que no consigue alcanzarle, (supongo que debido a que sus sandalias no son el calzado más adecuado para dar caza a un abuelete); logra descolgar un pesado cuadro sensiblemente más alto que él (hay que recordar que en el Louvre los cuadros los pegan a la pared con chicle, ya se sabe, es práctico y los gabachos siempre han sido muy guarretes) con el corazón aun bailándole bacalao, y después de recibir un disparo en el estómago decide, en vez de invertir su tiempo en ir a comprar tiritas, llamar a la poli, a una ambulancia, al Pizza Hut, o a su nieta Sophie; emplear su tiempo en despelotarse y recorrerse todo el museo haciendo graffitis con sus mondongos. Cierto es que el muchacho es de desangración lenta, y que sus “claros” mensajes son más cómodos y rápidos que haberle dicho a su nieta durante sus numerosos años de convivencia el gran secreto de la película; pero ¿por qué tiene que despelotarse para escribirse en el pecho el símbolo de la feminidad? ¿No se hubiese enfriado menos con los pantalones puestos, o al menos con los calcetines? ¿Se trata de una salida de armario póstuma?
Y son muchas más las incógnitas que se quedan sin desvelar:
¿Por qué a los franceses no les llama la atención una rubia que se pasea vestido de monje por las calles?
¿Por que dicha rubia, no empeña el cilicio y se compra una PlayStation como los desequilibrados mentales decentes?
En resumen, no respondo de mí si veo a Dan cruzando por un paso de cebra, sus obras tienen el mismo rigor histórico que el episodio de las “procesiones-fallas” de Misión Imposible 2. Y sólo recomiendo ver la película si se dispone de un dominio absoluto de los sinónimos de la palabra ABSURDO. Aunque si se dispone de un compañero de proyección de esos que se tomaron el libro en serio la cosa puede devenir en conato de asesinato, o súmmum del cachondeo, depende de como te lo tomes.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
¿Por qué si todo el mundo se cree que Da Vinci pintó exactamente la ultima cena tal y como fue (que es como suponer que yo sé cuantas hemorroides tenía Napoleón en cada nalga) y todos admiten que el melenas que hay a la derecha de Jesús, no es el pipiolo del apóstol San Juan, si no María Magdalena; por qué nadie se pregunta dónde se encuentra entonces San Juan? ¿Nadie le invito a la cena? ¿No tenía edad para irse de copas? ¿Estaba en el baño cuando Da Vinci se puso a retratarles? ¿O han querido ocultarnos la desasosegante realidad? San Juan y Maria Magdalena son la misma persona. Ya decían el resto de apóstoles que con esas melenas Juan parecía una tia, y que veía poco fútbol, y que en carnavales siempre se pedía ir de Rocío Jurado.
¿Por qué la contraseña es manzana, y no por ejemplo pomelo? ¿Desde cuando tienen forma de orbes las manzanas? ¿Habría visto alguna vez una manzana Dan Brown? ¿Y por qué no las sandías, que son más esféricas? Tampoco había ningun huevo en la pared, ni ninguna canica, ni ninguna cebolla, ni pelotas de playa, ni yoyos, ni capullos de Alelí, ni lacasitos...
¿Por qué la contraseña es manzana, y no por ejemplo pomelo? ¿Desde cuando tienen forma de orbes las manzanas? ¿Habría visto alguna vez una manzana Dan Brown? ¿Y por qué no las sandías, que son más esféricas? Tampoco había ningun huevo en la pared, ni ninguna canica, ni ninguna cebolla, ni pelotas de playa, ni yoyos, ni capullos de Alelí, ni lacasitos...