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Spain Spain · Madrid
campi rating:
9
Romance. Drama. Adventure After winning a trip on the Titanic during a dockside card game, American Jack Dawson spots the society girl Rose DeWitt Bukater who is on her way to Philadelphia to marry her rich snob fiance Cal Hockley. Rose feels helplessly trapped by her situation and makes her way to the aft deck and thinks of suicide until she is rescued by Jack. Cal is therefore obliged to invite Jack to dine at their first-class table where he suffers through ... [+]
Language of the review:
  • es
April 1, 2016
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Resulta escandaloso que con un total de ciento sesenta y pico mil votos Titanic aún disfrute de un aprobado alto en esta página. Ahora que está de moda crear comités y organismos para el seguimiento, vigilancia, de lo que sea, tales como “comité anti violencia contra el boniato en el proceso de cultivo y recolección”, y similares, no estaría de más uno que se ocupara de elevar los oportunos informes sobre películas infames como esta.

Contar una historia de amor clásica en vísperas del siglo veintiuno, tirar de aventuras y épica para insertar en ella y narrar magistralmente el hundimiento del más universal de los barcos, aderezarlo todo con una banda sonora que remueve las entrañas hasta de los iceberg; y no dejar que ni por un instante la emoción, la tensión, la magia, la sensación de estar viendo algo verdaderamente grande, decaigan; y encima, usar el naufragio y cada uno de los personajes, como metáfora para hablar de la dignidad del ser humano, en la vida y en la muerte, sin permitirse ni un atisbo de complacencia (esa de la que tanto hacen uso hoy algunos autores para disfrazar lo que no es más que un narcisismo mal digerido)… Vamos, Cameron, cómo te atreviste. Y encima va el tío y lobotomiza a medio planeta para llevarlo a las salas y así forrarse. Y embruja a los carcas de los Oscar para que le regalen unas cuantas estatuillas, que James tenía por entonces unas baldas vacías en el salón de casa y le hacían falta. Y para colmo, el muy hereje se gasta pastón y medio en rodarla, lo que desvirtúa cualquier mérito según el criterio unánime del nuevo pensamiento, porque como todo el mundo sabe, el dinero todo lo compra, incluso las buenas películas. Si está tirao, señores, con dinero hacer esto de hundir el barquito y tal era coser y cantar, aquello de los directores hundidos en producciones titánicas no es más que una leyenda urbana, no nos engañemos, ja, ja, ja.

Odiemos a Cameron, a Di Caprio, (el muy fantoche), unámonos en el desprecio por las cosas bellas, hundamos de nuevo el Titanic. Amén
campi
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