Sin duda alguna, el drama judicial por antonomasia, junto a "Testigo de cargo". Sólo observando su inicio, protagonizado por esa coreografía militar, sabes que será buena. Todo lo que viene luego, así lo confirma. Es un relato in crescendo que finaliza en unos minutos finales apoteósicos.

Salvo unos Tom Cruise y Demi Moore a los que se les ve sudar tinta para llegar al nivel, y ni aún así lo logran, el conjunto es solvente de todos los aspectos posibles, pero son el guion y Jack Nicholson los dos elementos que hacen de "Algunos hombres buenos" una película imprescindible. Ambos la elevan de drama judicial notable a uno de matrícula, uno que hay que ver, aunque sólo sea por sus últimos minutos.

Bien es cierto que el desarrollo, aunque siempre interesante, puede parecer denso para según quién, y será en ese final cuando el espectador que no estaba del todo motivado, se convertirá en un firme defensor de "Algunos hombres buenos". Y lo será -repito- por un guion raudo e ingenioso y un Jack Nicholson de Oscar. El mejor Jack está aquí, el más serio, el más severo, el que casi no mueve un músculo y acojona sólo con los ojos, amén, claro, de un personaje profundo, poliédrico y brutal, cuyo discurso final hará pensar a todo aquel que lo presencie.

¿Se necesitan hombres como él?