Las tramas políticas no me apasionan, y menos si se trata de una campaña electoral, pero que Mike Nichols estuviese detrás de “Colores primarios” me animó a verla. No lo he visto todo de él, pero “Armas de mujer”, “Lobo” y “Ángeles en América” ya bastan para darse cuenta de que estamos ante un cineasta interesante, cuyos productos puede que no sean obras maestras, pero siempre gozan de calidad. Y esta que nos ocupa no hace más que confirmar esta conclusión. Es, básicamente, una película con enjundia.

“Colores primarios” comienza con una lentitud que hace temer el tostón que nos vamos a comer, pero poco a poco va creciendo hasta que te atrapa por completo. Los hechos se suceden de forma pausada pero segura y la trama va obteniendo un colorido bastante diverso. Desde la política como base, se tocan todos los palos, destacando por encima de todos la moralidad, y lo que en otro caso podría resultar paternalista, aquí logra implicarte en la historia e incluso llegarte al corazón. Por lo menos, a mí me llegó.

El reparto es un acierto, a pesar de John Travolta. Como suele ocurrir con Mike Nichols, el grupo de actores y actrices está muy bien empastado. Kathy Bates es, sin duda, la gran vencedora. Su personaje es el más atractivo y ella sabe aprovecharlo, y lo que empieza siendo algo más llamativo que otra cosa, termina como lo más trascendental de toda la película. Ella y su ética. Luego está Emma Thompson. Maravillosa como siempre a pesar de que tenga el papel menos lucido de los protagonistas. Y del resto, como decía, todos están bien, en especial Adrian Lester, Larry Hagman y Allison Janney en sus contadas apariciones. La fotografía y el montaje también me parecieron estupendos, no así la banda sonora, que en este caso pasó desapercibida.

Por último, y a modo de conclusión, añado que me gustó, también, porque no busca ser un thriller apasionante ni un dramón de tres pares de narices, lo que le hubiese proporcionado más fama, más dinero y más premios, y hubiese alejado aquellas opiniones que la tachan de tostón. Puede dar esa impresión, pero no lo es. “Colores primarios” es un tren que va a su ritmo, y quien quiera subirse que se suba. Yo me subí y me encantó, y jamás pensé que podría valorar tan bien a esta película.