Average rating
6.7
Ratings
5,206
Reviews
1,665
Lists
182
Movie recommendations
- Ratings by category
- Contact
-
Share his/her profile
Miquel rating:
9
7.8
2,120
Documentary
Riefenstahl's film of the 11th Olympic Games which took place in Berlin from August 1st to August 16th, 1936, has won numerous awards and is widely considered by film critics to be the greatest sports documentary ever made, also often included in critics' lists of the top 100 films (of any genre) of the 20th century.
Language of the review:
- es
September 16, 2012
15 of 17 users found this review helpful
Largometraje documental sobre los Juegos Olímpicos de Verano de 1936 realizado por la alemana Leni (Helena) Riefenstahl (1902-2003) (“El triunfo de la voluntad”, 1935). Se rueda en la Acrópolis (Atenas, Grecia), el Estadio Olímpico de Berlín, Berlín y en los platós de los estudios de Olympia Film, por encargo del Comité Olímpico Internacional. Se produjeron casi 250 horas de filmación, con la ayuda de más de 30 cámaras, la construcción de numerosas torres de acero, el montaje de plataformas y raíles y el concurso de más de un centenar de colaboradores. El montaje final deja el metraje en 118 minutos (1ª parte) y 107 minutos (2ª parte). Obtiene el premio al mejor film del Festival de Venecia (1938) y la medalla de Oro del Comité Olímpico Internacional (COI). Producido por Leni Riefenstahl para Olympia Film, Tobis Filmkunst y el Comité Olímpico Internacional (no acreditado), se proyecta por primera vez en público el 20-III-1938 (Berlín), tras 2 años de montaje.
Es el primer documental que trata de unos Juegos Olímpicos. Exalta el deporte, el esfuerzo físico, la competitividad, el espíritu olímpico, el deporte en grupo, la superación personal, el valor del triunfo y del premio, etc. Se complace en mostrar la plasticidad del cuerpo humano en movimiento, la complementariedad que se da entre el deporte y la naturaleza, la fascinación que Riefenstahl siente por la gimnasia y los grandes cuadros gimnásticos geométricos. No oculta la admiración que suscitan en ella los atletas que considera los más completos (ganadores de la decatlón).
Se detiene con especial delectación en la contemplación de lo que más le gusta: las evoluciones de los números de gimnasia individual y los saltos del trampolín. Les dedica encuadres a cámara lenta, compone tomas desde ángulos y alturas diferentes, recorta las siluetas sobre la inmensidad del cielo y presenta los atletas enfrentados a ellos mismos, aislados del público, las banderas, los escudos y el sonido ambiente. A través de series de imágenes (arquitecturas, esculturas…) confiesa su admiración por el mundo clásico de la antigua Grecia que impulsó y prestigió la práctica del deporte con la creación de los antiguos juegos olímpicos, de los que los actuales son continuación. Viejos y nuevos juegos olímpicos comparten un mismo espíritu, objetivos similares y modalidades deportivas comunes como el lanzamiento de disco, peso, martillo, etc.
Por lo que respecta a la creación de imágenes, la realizadora en esta ocasión va algo más allá de lo que había conseguido en “El triunfo de la voluntad”. Incrementa la longitud y variedad de los travellings, hace uso de la cámara lenta (gimnasia) y de la cámara acelerada (caballos), incorpora composiciones esteticistas (reflejos en el agua), construye la continuidad del movimiento mediante tomas filmadas siempre desde el mismo lado y con ángulos similares. (...)
Es el primer documental que trata de unos Juegos Olímpicos. Exalta el deporte, el esfuerzo físico, la competitividad, el espíritu olímpico, el deporte en grupo, la superación personal, el valor del triunfo y del premio, etc. Se complace en mostrar la plasticidad del cuerpo humano en movimiento, la complementariedad que se da entre el deporte y la naturaleza, la fascinación que Riefenstahl siente por la gimnasia y los grandes cuadros gimnásticos geométricos. No oculta la admiración que suscitan en ella los atletas que considera los más completos (ganadores de la decatlón).
Se detiene con especial delectación en la contemplación de lo que más le gusta: las evoluciones de los números de gimnasia individual y los saltos del trampolín. Les dedica encuadres a cámara lenta, compone tomas desde ángulos y alturas diferentes, recorta las siluetas sobre la inmensidad del cielo y presenta los atletas enfrentados a ellos mismos, aislados del público, las banderas, los escudos y el sonido ambiente. A través de series de imágenes (arquitecturas, esculturas…) confiesa su admiración por el mundo clásico de la antigua Grecia que impulsó y prestigió la práctica del deporte con la creación de los antiguos juegos olímpicos, de los que los actuales son continuación. Viejos y nuevos juegos olímpicos comparten un mismo espíritu, objetivos similares y modalidades deportivas comunes como el lanzamiento de disco, peso, martillo, etc.
Por lo que respecta a la creación de imágenes, la realizadora en esta ocasión va algo más allá de lo que había conseguido en “El triunfo de la voluntad”. Incrementa la longitud y variedad de los travellings, hace uso de la cámara lenta (gimnasia) y de la cámara acelerada (caballos), incorpora composiciones esteticistas (reflejos en el agua), construye la continuidad del movimiento mediante tomas filmadas siempre desde el mismo lado y con ángulos similares. (...)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
View all
Spoiler:
(Sigue sin espoileres/aguafiestas)
(...) Incluye planos extremos (primerísimos planos). Añade a la cinta tomas de estudio en plató o exteriores destinadas a ampliar la emotividad y vibración del relato, como planos subjetivos rodados en apariencia desde el interior de esquifes en competición. Por sus valores plásticos, innovaciones, equilibrio de la composición (reiteración de la diagonal), fuerza de las imágenes, interacción entre música e imagen, excelente ritmo narrativo y otras razones, el film constituye una obra culminante del género documental.
La banda sonora, de Herbert Weidt (“El triunfo de la voluntad”), aporta una partitura rítmica que se adapta al movimiento de los atletas. Aporta aires épicos, como corresponde a una obra destinada a la exaltación y recuerdo de un acontecimiento singular, plagado de héroes deportivos y de triunfos que establecen marcas de récord. Añade varios cortes de Richard Wagner (“La cabalgata de las Valkirias” al paso del pelotón ciclista, “El ocaso de los dioses” hacia el final…), himnos nacionales y algunas melodías populares germanas.
Durante los años de la guerra (1939-1945) en Alemania no vuelven a contar con la realizadora, pese a la abundancia de la producción de reportajes documentales y de propaganda. Tras la guerra es condenada a 4 años de prisión y se le hace prácticamente imposible el ejercicio de su profesión. Hasta 1948 no pudo recoger la medalla de oro que el Comité Olímpico Internacional le había concedido por “Olimpia”.
(...) Incluye planos extremos (primerísimos planos). Añade a la cinta tomas de estudio en plató o exteriores destinadas a ampliar la emotividad y vibración del relato, como planos subjetivos rodados en apariencia desde el interior de esquifes en competición. Por sus valores plásticos, innovaciones, equilibrio de la composición (reiteración de la diagonal), fuerza de las imágenes, interacción entre música e imagen, excelente ritmo narrativo y otras razones, el film constituye una obra culminante del género documental.
La banda sonora, de Herbert Weidt (“El triunfo de la voluntad”), aporta una partitura rítmica que se adapta al movimiento de los atletas. Aporta aires épicos, como corresponde a una obra destinada a la exaltación y recuerdo de un acontecimiento singular, plagado de héroes deportivos y de triunfos que establecen marcas de récord. Añade varios cortes de Richard Wagner (“La cabalgata de las Valkirias” al paso del pelotón ciclista, “El ocaso de los dioses” hacia el final…), himnos nacionales y algunas melodías populares germanas.
Durante los años de la guerra (1939-1945) en Alemania no vuelven a contar con la realizadora, pese a la abundancia de la producción de reportajes documentales y de propaganda. Tras la guerra es condenada a 4 años de prisión y se le hace prácticamente imposible el ejercicio de su profesión. Hasta 1948 no pudo recoger la medalla de oro que el Comité Olímpico Internacional le había concedido por “Olimpia”.