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Jimmy McNulty rating:
2
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/2.png)
7.8
122,585
Drama
Harry Goldfarb (Jared Leto) and Marion Silver (Jennifer Connelly) are lovers in Brooklyn with dreams of setting up a small business and spending the rest of their lives in love--their version of the American dream. The two are also desperate heroin addicts, a compulsion that darkens their lives and leads Harry to repeatedly pawn his mothers television. His mother, Sara Goldfarb (Ellen Burstyn), is addicted to television, which is why ... [+]
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- es
December 18, 2008
16 of 29 users found this review helpful
Había visto Pi y The fountain. Ambas me parecieron una ofensa a la inteligencia, producto dirigido a hurgar en el nervio fácil del público más borregil e iletrado ¿Por qué, después de la adquirida aversión al vulgar y sobrevalorado Darren Aronofsky, me aventuré a perder mi tiempo con Requiem for a dream? Es fácil suponerlo: Las críticas a bombo y platillo, los comentarios de los amiguetes, la etiqueta de absoluta referencia que le endosaron ya desde su estreno. Me entró el achaque de "Venga, me la veo un día y me la quito de encima" con que la curiosidad le incomoda a uno.
He estado leyendo algunas críticas. Acaso el adjetivo más empleado sea el de "efectista", y no gratuítamente. Según seguía los esterotipados, predecibles y exacerbadamente melodramáticos aconteceres de los esterotipados, predecibles, simples e impersonales personajes, no me abandonaba la sensación de que estaba intentando ser manipulado a la guisa en que lo hace un spot publicitario. Tanta forma vacua, tanta cabriola y malabarismo técnico y tan poco contenido.
Apuntar, además y nuevamente la ignorancia musical y el oído embrutecido del público y la crítica que han voceado lo maravilloso de la banda sonora. La pérdida de sensibilidad artística y la absoluta falta de referencias (mira que la historia de la música ha dado cuartetos de cuerda maravillosos!) provoca el aplauso fácil a un Clint Mansell que tiene registradas en su haber algunas de las partituras más pobres de la historia de la música.
Le pongo un 2 porque soy consciente de lo laborioso que les ha tenido que ser el montaje circense de la peli.
He estado leyendo algunas críticas. Acaso el adjetivo más empleado sea el de "efectista", y no gratuítamente. Según seguía los esterotipados, predecibles y exacerbadamente melodramáticos aconteceres de los esterotipados, predecibles, simples e impersonales personajes, no me abandonaba la sensación de que estaba intentando ser manipulado a la guisa en que lo hace un spot publicitario. Tanta forma vacua, tanta cabriola y malabarismo técnico y tan poco contenido.
Apuntar, además y nuevamente la ignorancia musical y el oído embrutecido del público y la crítica que han voceado lo maravilloso de la banda sonora. La pérdida de sensibilidad artística y la absoluta falta de referencias (mira que la historia de la música ha dado cuartetos de cuerda maravillosos!) provoca el aplauso fácil a un Clint Mansell que tiene registradas en su haber algunas de las partituras más pobres de la historia de la música.
Le pongo un 2 porque soy consciente de lo laborioso que les ha tenido que ser el montaje circense de la peli.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Todo es tan desmesurado que resulta estúpido y anodino. La falta de sutileza y oficio artesanal de Aronofsky deja preveer sin dificultad que al prota le van a amputar el brazo donde se pincha, que la co-prota jovencita va a terminar prostituyéndose víctima de la adicción, que la prota veterana terminará tan yonki como aquellos debido al exceso del híbrido anfetaminas-soledad. Sólo hay que imaginarlo todo al extremo, que es el modo en que Aronofsky parece crear siempre sus demagogas obrillas. Todo es tan tonto que una cinta de 90 minutos de duración se le hace a servidor eterna. Tan tonto tan tonto es todo, que así, gratuítamente el otro co-prota, el amigo negro termina en la cárcel porque sí, porque había que adjudicarle una tragedia a él también, no se le ocurriese al público pensar que en Requiem for a dream existe rayo de esperanza alguno, aunque haga daño a la vista el abismal vacío argumental que llenaría la explicación de por qué a un hombre que no lleva droga encima, que está esperando en la sala de espera del hospital, de pronto, sin juicio ni trámite alguno le encierren con trabajos forzados de propina.
La última que me cuelas, Darren.
La última que me cuelas, Darren.