Una genialidad del periodismo, teniendo en cuenta: el arte, el romance, la pasión. La infantilidad, la adolescencia y la ridiculez de la misma. Y el periodismo con su cara y su vergüenza. Una fotografía precisa, con los elementos que adoraba Kubrick adornar sus escenarios. Una interpretación con la impronta de Anderson, con su típica gracia con gran maestría. Definitivamente una de sus mejores películas.

Mi nota es 9.2/10.