Vi la primera temporada de las aventuras de Jack Ryan en Amazon en 2018 y reconozco que me gustó la adaptación televisiva de las aventuras del agente de la CIA creado por Tom Clancy, famoso por la encarnación que de él hiciera el incombustible Harrison Ford en un ya lejano 1992 en “Juego de patriotas”.

Y es que la primera temporada estaba bastante bien: una serie de factura cinematográfica, magníficas escenas de acción, excelentes localizaciones, interpretaciones correctas, un guion bien hilvanado (aunque había algún personaje que, como el piloto de drones, no se sepa muy bien para qué estaba ahí) y una trama que te atrapaba y te hacía devorar un capítulo tras otro. Que sí, que era muy patriotera pero, como yo mismo decía en la primera versión de esta crítica, en una serie estadounidense de agentes secretos es de esperar que sean los norteamericanos los que salven a la democracia y al mundo. La americanada va en el precio. Me entretuvo mucho y por eso le puse un 8 de nota.

La segunda temporada (2019), por desgracia, no supo mantener el nivel y veíamos al hierático John Krasinski transmutado en una suerte de Rambo de excelsa puntería persiguiendo a narcotraficantes y políticos corruptos bolivarianos por las selvas venezolanas y que poco se parecía ya al Ryan de la primera temporada, pero bueno, la serie se dejaba ver, aunque buena parte de la trama era muy tonta y aburrida. No se merecía más de un 5.

Y ahora ha llegado a Amazon Prime la tercera temporada (2022), ambientada en Europa, con una trama muy pero que muy sobada: la de la típica y tópica conspiración de una parte del "establishment" ruso contra Occidente, es decir, contra EEUU y la OTAN (por supuesto, ni la UE ni el resto de las potencias del mundo tienen nada que decir), entuerto que nuestro heroico e inexpresivo Ryan tratará de enderezar a base de disparos, persecuciones automovilísticas, helicópteros, comandos y buques militares. El problema es que el considerable esfuerzo de producción no ha tenido un paralelo en una trama creíble ni en una documentación rigurosa. Los errores y disparates que salpican los 8 episodios te hacen reír en ocasiones y, desde luego, te sacan totalmente de la historia, que solo puedes tomarte a broma, como una suerte de americanada torpe. Dejo algunas perlas en el spoiler y a esta temporada le pongo un 1, con lo que la nota media de las tres temporadas suspende con un 4, y eso gracias solo a una primera temporada que sí mereció la pena.