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Spain Spain · malaga
alvaro rating:
6
Documentary A look at the life, work, activism and controversies of actress and fitness tycoon, Jane Fonda.
Language of the review:
  • es
March 15, 2020
6 of 7 users found this review helpful
Aunque el primero debió ser para Joanne Woodward, la Fonda ganó dos óscar meritorios, aunque no tanto como el tercero que debieron concederle por el papel bifronte que ha interpretado durante toda su vida, llevando alternativamente las máscaras de Talia y Melpomene, según corriera la conveniencia de los vientos; no en vano, su último compromiso es el cambio climático. Y en esta película-reportaje lo borda.

No era una bipolar, era actriz. Excelente, camaleónica y serpentina.

Pero como el Zelig de W. Allen, dramáticamente rentabilizó todos los personajes en que se encarnó partiendo de un ejercicio de proyección que haría las delicias de un freudiano: triunfar al lado de otro escenificando un sentimiento de culpabilidad que finalmente termina endilgado a ese otro. Su madre, su padre, uno a uno sus tres maridos y todo el que pusiese a tiro.

El espectáculo oportuno y oportunista de cada década fue su escenario: musa parisina de la Nouvelle Vague en los sesenta (con el mediocre de Vadim); militante anti-sistema de los setenta al lado del progre Tom Hydem, hasta descubrir que ser feminista aeróbica era más rentable que ser Hanoi Jane, así que cambió al Vietnam y a los Black Panthers por los black pantys; en los ochenta resolvió ser millonaria y, tras un vaticinio, se casó con el magnate Ted Turner al que, después de una revelación, dejó por Jesucristo. Ninguno de los tres (o cuatro) fue capaz de resolver el conflicto edípico que le suscitó su padre, origen de su camaleonismo. Traspasados los sesenta descubrió que no necesitaba a ningún hombre (al parecer era recíproco) y actualmente se dedica a ser arrestada los viernes por la mañana.

Cinco actos son pocos para tanto mutis y medio mutis, para tanta trapisonda que entretiene y que uno no se acaba de creer, pero se le perdona todo quizá porque es buena cómica, porque ha pagado sus peajes y porque de adolescentes nos enamoramos de ella cuando, infatigable, subía las escaleras del quinto piso de 111 Waverly Place.
alvaro
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