En pleno apogeo del cine de rumberas sale esta película, como casi todo el cine musical de esa época en Latinoamérica, la primera parte la historia es una excusa para pasar de una canción y en el caso de las rumberas también un baile a otro, luego ya cuando dejan un poco las canciones de lado para darle un poco de lugar a la trama se revela un culebrón bastante interesante.
Al principio Román que es el personaje más complejo de todos es el típico macho dominante, mujeriego, violento, astuto, que va recapacitando y dándose cuenta de sus miserias y tratando de corregirlas.
Igual Alberto que al principio parece un muchacho noble, respetuoso, educado, después se revela un cínico oportunista, aunque igual que Román, ambos complejos, ni uno era tan bueno, ni el otro tan malo, y viceversa hacia el final, ambos se dan cuenta de sus errores e intentan como puede enmendarlos.
Rosita por otro lado es un personaje muy básico, el peor del triangulo, re cliché, la chica buena y virginal que causa humor involuntario porque en sus números de baile se pone a menear el culo y las tetas, levantarse la pollera hasta que se le vea la ropa interior, digo es algo que una muchacha de pueblo en los años 40's, inocente y conservadora jamás hubiera hecho, es muy incoherente.
Como dato curioso ver que a Alberto lo interpreta Luis Alcoriza, también uno de los guionistas de la película, que después de un par de película más dejaría su carrera como actor para centrarse en la de guionista y posteriormente también director.