Para su época creo que está muy bien narrada, aunque hoy se resiente bastante su didactismo idealista, si bien sus guionistas hacen que la narración avance de forma entretenida, fresca para su época, irónica la forma en la que retrata a algunos pacientes hipocondríacos, aunque también tiene sus momentos de solemnidad discursiva.
La cagada es que me tocó ver una copia (por lo menos online es la única que hay) a la que le faltan 27 minutos, por lo que casi un tercio de la película se pierde y de la historia también y el desarrollo de los personajes, como cuando Carlos (Ángel Magaña) decide dejar el consultorio que comparte con su padre y trabajar en una clínica privada.
También retrata juzgando lo menos posible las relaciones familiares, el trato entre padres e hijos y los cambios culturales que se iban dando en esa relación, el personaje de Muiño se podría considerar un padre conservador pero como se la pasa ocupado entre el hospital y el consultorio termina siendo indulgente más por falta de atención que por moderno, con su hija Susana, un personaje muy interesante y complejo dentro del cliché de la buena chica que "da el mal paso", y termine enredando a su hermano Carlos en sus problemas, pero también intentan perdonarla o por lo menos entenderla, eso me pareció como dije no sé si pasó otra cosa en esos minutos que faltan. Faltó que desarrollaran más a la madre que queda ahí relegada a un rol secundario en comparación al resto de la familia.
Buenas interpretaciones, sobriedad narrativa, un marcado estilo realista sin caer en el costumbrismo que era el género de moda en el cine argentino. Incluso ni siquiera pasan un tango, creo que es una de las poquísimas películas de los 30's donde no suena ninguno.