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Eduardo García rating:
9
2020
Aitor Gabilondo (Creator), Félix Viscarret ...
7.9
21,480
TV Series. Drama
TV Miniseries (2019). 8 Episodes. “Patria” studies the impact of the Basque conflict on ordinary people on either side of the divide, such as the widow of a man shot dead by the armed separatist group ETA who returns to her home village after the 2011 ceasefire, and the mother of an incarcerated terrorist. The novel, published last year, runs to 646 pages.
Language of the review:
- es
November 8, 2022
2 of 2 users found this review helpful
Acostumbrados a la tiranía de la comedia costumbrista, en España no se han realizado series de televisión de gran calado y profundidad dramática durante los últimos años. Los subproductos y realities televisivos han robado gran cantidad de tiempo de emisión y recursos a otros creadores que se vieron indefectiblemente relegados a las plataformas de pago. Allí tienen libertad creativa, pero sus contenidos no gozan del márketing y radio de alcance que sí otorga la televisión convencional que millones de españoles se tumban a ver después de cenar. En las cadenas ha faltado valor para apostar por contenidos lejos de los cánones habituales. Un ejemplo claro de esta situación es el de la serie La casa de papel (Álex Pina, 2017-2021), sin duda la ficción española más popular de la última década. La casa de papel, serie original de Antena 3, rápidamente fue adquirida por Netflix que decidió ser audaz y apostar por un producto que se consolidó como rentable y de gran éxito. La brutal crisis de audiencias abierta en las cadenas de televisión es el mayor síntoma de que las cosas no se están haciendo bien y que quizás ha llegado el momento de abrir nuevas vías de contenido.
Un ejemplo a seguir es el de la miniserie de la que vengo a hablar hoy, Patria (Aitor Gabilondo, 2020). Patria es la adaptación a la pantalla del libro homónimo de Fernando Aramburu, todo un best seller, Premio Nacional de Narrativa, publicado en el año 2016 y traducido a más de treinta idiomas. La producción de su adaptación audiovisual corre a cargo de la HBO, comenzó a rodarse en 2018 y se estrenó en streaming en septiembre de 2020 previo paso por el Festival de San Sebastián. Patria aborda 20 años de conflicto en el País Vasco a lo largo de ocho capítulos que trasladan el universo de las páginas de la novela a actores de carne y hueso. Los cuatro primeros episodios están dirigidos por Félix Viscarret y los cuatro últimos por Óscar Pedraza. El guión está firmado íntegramente por Aitor Gabilondo sin intervención del autor del libro.
Técnicamente y a nivel de realización la serie es impecable. Si tuviera que destacar dos aspectos por encima de todos estos serían la fotografía -un fantástico uso de la luz natural y el color, especialmente el de esos días lluviosos, que preceden acontecimientos trágicos- y la caracterización a nivel de maquillaje y peluquería -la serie juega con dos líneas temporales separadas por veinte años pero utiliza siempre a los mismos intérpretes, rejuveneciéndolos y envejeciéndolos con un realismo impresionante-. A esto hay que añadir que el elenco de actores es bastante desconocido pero está muy bien escogido ya que son en su mayoría vascos y el uso de muletillas -como el habitual «chico/a» para referirse a alguien- o ciertas expresiones atribuyen una mayor credibilidad a lo que vemos en pantalla.
Conclusión
La combinación de una bella factura técnica y la potente carga dramática de su argumento convierten a Patria en una de las mejores producciones españolas de televisión. El visionado de esta miniserie constituye una muy grata experiencia porque te adentra en una telaraña de principios morales contrapuestos -el rencor y el perdón, principalmente-, con personajes que hacen de diques para no obligarte a escoger un bando. Al final, el odio se diluye con un final purificador y satisfactorio -en la línea de películas como Maixabel (Icíar Bollaín, 2021)- lo que la convierte inexorablemente en una obra catártica y un clásico instantáneo de nuestra televisión.
A nivel de reconocimiento, obtuvo críticas muy positivas y los galardones en los Premios Platino a mejor serie, creador, actriz -Irureta- y actriz de reparto -Mauleón-. Irureta también se alzó como mejor actriz en los premios Forqué y Feroz, y Mauleón hizo lo propio como actriz de reparto en estos últimos. Patria forma parte del catálogo permanente de HBO Max.
https://noesmasquecine.blogspot.com/2022/11/patria-conmovedora-miniserie-sobre-el.html
Un ejemplo a seguir es el de la miniserie de la que vengo a hablar hoy, Patria (Aitor Gabilondo, 2020). Patria es la adaptación a la pantalla del libro homónimo de Fernando Aramburu, todo un best seller, Premio Nacional de Narrativa, publicado en el año 2016 y traducido a más de treinta idiomas. La producción de su adaptación audiovisual corre a cargo de la HBO, comenzó a rodarse en 2018 y se estrenó en streaming en septiembre de 2020 previo paso por el Festival de San Sebastián. Patria aborda 20 años de conflicto en el País Vasco a lo largo de ocho capítulos que trasladan el universo de las páginas de la novela a actores de carne y hueso. Los cuatro primeros episodios están dirigidos por Félix Viscarret y los cuatro últimos por Óscar Pedraza. El guión está firmado íntegramente por Aitor Gabilondo sin intervención del autor del libro.
Técnicamente y a nivel de realización la serie es impecable. Si tuviera que destacar dos aspectos por encima de todos estos serían la fotografía -un fantástico uso de la luz natural y el color, especialmente el de esos días lluviosos, que preceden acontecimientos trágicos- y la caracterización a nivel de maquillaje y peluquería -la serie juega con dos líneas temporales separadas por veinte años pero utiliza siempre a los mismos intérpretes, rejuveneciéndolos y envejeciéndolos con un realismo impresionante-. A esto hay que añadir que el elenco de actores es bastante desconocido pero está muy bien escogido ya que son en su mayoría vascos y el uso de muletillas -como el habitual «chico/a» para referirse a alguien- o ciertas expresiones atribuyen una mayor credibilidad a lo que vemos en pantalla.
Conclusión
La combinación de una bella factura técnica y la potente carga dramática de su argumento convierten a Patria en una de las mejores producciones españolas de televisión. El visionado de esta miniserie constituye una muy grata experiencia porque te adentra en una telaraña de principios morales contrapuestos -el rencor y el perdón, principalmente-, con personajes que hacen de diques para no obligarte a escoger un bando. Al final, el odio se diluye con un final purificador y satisfactorio -en la línea de películas como Maixabel (Icíar Bollaín, 2021)- lo que la convierte inexorablemente en una obra catártica y un clásico instantáneo de nuestra televisión.
A nivel de reconocimiento, obtuvo críticas muy positivas y los galardones en los Premios Platino a mejor serie, creador, actriz -Irureta- y actriz de reparto -Mauleón-. Irureta también se alzó como mejor actriz en los premios Forqué y Feroz, y Mauleón hizo lo propio como actriz de reparto en estos últimos. Patria forma parte del catálogo permanente de HBO Max.
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Spoiler:
Patria tiene dos tramas principales, las historias duales de dos familias primero inseparables y luego enemigas. Una es la familia de un empresario asesinado por ETA y la otra la de un etarra implicado en varios asesinatos. Las dos protagonistas absolutas de la serie son las dos madres de familia, Bittori y Miren. Bittori es la viuda del Txato, dueño de una empresa de camiones en un pequeño pueblo de Guipúzcoa, asesinado por ETA tras negarse a pagar el «impuesto revolucionario». Miren es la madre de Joxe Mari, un joven abertzale radicalizado hasta la médula que forma parte del Comando Oria dedicado a sembrar el terror en la zona. Bittori y Miren, otrora mejores amigas, se vuelven enemigas irreconciliables cuando comienza el hostigamiento público al Txato, señalado como «enemigo del pueblo».
El argumento se mueve en dos líneas temporales, una a principios de los 90 -en los tiempos del asesinato del Txato- y otra en el 2011 -tras la disolución de ETA-. La trama de los 90 explica el contexto familiar y social de la época, los acontecimientos que conducen al homicidio. Mientras, la trama del 2011 relata la vuelta de Bittori al pueblo, una vez sellada la paz, en busca de respuestas y reconciliación.
La serie juega en todo momento con la ambigüedad del dolor de ambas familias, dando a entender que el sufrimiento en Euskal Herria no entendía de bandos. La familia de la víctima está compuesta por Bittori -madre, viuda y afectada de un cáncer terminal-, Txato -padre, asesinado-, Xabier -hijo, un reflexivo médico- y Nerea -hija, una simpática estudiante-. La familia del verdugo la forman Miren -madre, rencorosa y radical-, Joxian -padre, desengañado y sometido-, Joxe Mari -hijo, un agresivo abertzale-, Gorka -hijo, un sensible escritor- y Arantxa -hija, en silla de ruedas y dependiente por un ictus-. Esta última, Arantxa, es la tercera protagonista de la serie: su presencia es fundamental para hacernos sentir pena por su familia y, aún con sus grandes limitaciones, es la que más pelea por la reconciliación.
Sin embargo, a mí el personaje que más me ha gustado es el de Joxian; el Txato era su mejor amigo -brutal el momento en el que descubren la primera pintada-, nunca le tuvo rencor y por su dinámica familiar se vio obligado a dejar de hablarle, ni siquiera pudo acudir a su funeral. Joxian vivió años sometido en su propia casa, exiliado en los bares y en la huerta pero el tiempo le abrió una ventana de redención. Un poco cobarde, sin embargo me parece un tío cojonudo. Si para mí él es el mejor personaje, es justo reconocer que la de Elena Irureta -Bittori- es la mejor interpretación. La forma de hablar y gesticular que tiene, unida a una acertada puesta en escena, da una naturalidad tremenda a su actuación. Además que, por mucho que digan que el dolor no entiende de bandos, es obvio que su personaje es el que más sufrimiento carga de todos. No solo porque se quedó viuda, además todo el pueblo le dio la espalda al mostrar más empatía por los verdugos de su marido que por ella, obligándola a mudarse. Eso es muy duro de ver y es claro síntoma de una época en la que la sociedad vasca supuraba odio y que -menos mal- parece haber quedado atrás.
El argumento se mueve en dos líneas temporales, una a principios de los 90 -en los tiempos del asesinato del Txato- y otra en el 2011 -tras la disolución de ETA-. La trama de los 90 explica el contexto familiar y social de la época, los acontecimientos que conducen al homicidio. Mientras, la trama del 2011 relata la vuelta de Bittori al pueblo, una vez sellada la paz, en busca de respuestas y reconciliación.
La serie juega en todo momento con la ambigüedad del dolor de ambas familias, dando a entender que el sufrimiento en Euskal Herria no entendía de bandos. La familia de la víctima está compuesta por Bittori -madre, viuda y afectada de un cáncer terminal-, Txato -padre, asesinado-, Xabier -hijo, un reflexivo médico- y Nerea -hija, una simpática estudiante-. La familia del verdugo la forman Miren -madre, rencorosa y radical-, Joxian -padre, desengañado y sometido-, Joxe Mari -hijo, un agresivo abertzale-, Gorka -hijo, un sensible escritor- y Arantxa -hija, en silla de ruedas y dependiente por un ictus-. Esta última, Arantxa, es la tercera protagonista de la serie: su presencia es fundamental para hacernos sentir pena por su familia y, aún con sus grandes limitaciones, es la que más pelea por la reconciliación.
Sin embargo, a mí el personaje que más me ha gustado es el de Joxian; el Txato era su mejor amigo -brutal el momento en el que descubren la primera pintada-, nunca le tuvo rencor y por su dinámica familiar se vio obligado a dejar de hablarle, ni siquiera pudo acudir a su funeral. Joxian vivió años sometido en su propia casa, exiliado en los bares y en la huerta pero el tiempo le abrió una ventana de redención. Un poco cobarde, sin embargo me parece un tío cojonudo. Si para mí él es el mejor personaje, es justo reconocer que la de Elena Irureta -Bittori- es la mejor interpretación. La forma de hablar y gesticular que tiene, unida a una acertada puesta en escena, da una naturalidad tremenda a su actuación. Además que, por mucho que digan que el dolor no entiende de bandos, es obvio que su personaje es el que más sufrimiento carga de todos. No solo porque se quedó viuda, además todo el pueblo le dio la espalda al mostrar más empatía por los verdugos de su marido que por ella, obligándola a mudarse. Eso es muy duro de ver y es claro síntoma de una época en la que la sociedad vasca supuraba odio y que -menos mal- parece haber quedado atrás.