La pregunta que da título a esta película pronto se contesta. Se contesta en los primeros minutos. Estamos pues enseguida ante la cuestión de plantearse cuál o cuáles serán las próximas preguntas. Muy posiblemente no nos interesaría lo más mínimo lo que pueda desarrollarse después de revelado el ínclito misterio, pero cómo la pregunta viene certificada por quien viene es lógico esperar el desenlace del curioso encuentro entre el hijo del uno y la hija de la otra.

No es una comedia amarga, ácida o costumbrista; es una prolongación sencilla del encuentro entre un hombre y una mujer en una circunstancia tan favorable como puede ser una coincidencia en un lugar de ensueño. Lo que pasa es que en este tipo de amables encuentros siempre surge algún incidente cómico, así se prepara el amor, con choques cómicos y además, picarones. El hombre adopta el rol de macho dominante y la mujer se deja. La mujer puede adoptar cualquier rol, cualquiera vale; en este caso ella adopta el aire de mujer fuerte pero soñadora.

Hay que claudicar ante este tipo de comedias ligeras, de romances otoñales arduos y valientes, y embriagarse con ese clima vacacional y accidental de fondo. Una pareja atractiva que se muestra sin tapujos, en la desnudez, en la verdad. Son romances en los que la vida ya está resuelta pero ante nuestra sorpresa, parece que hay otras alternativas. Existen compromisos anteriores, y con ellos lidia la película de muy buena manera creando una bruma por encima que sin afectar al encanto del encuentro, proporciona interés para seguir adelante. Una comedia de gran clase.