Érase un matrimonio de jubilados que acuden ni más ni menos que a Steve Carell para que les dé unas charlas de comportamiento y así consigan renacer la pasión perdida en su vida matrimonial y puedan regresar a los buenos tiempos de su lago azul.
Yo no sé como podían aguantar el descojonarse Meryl y Tommy Lee Jones viendo a Stev Carell poniendo caras de psicólogo y de escuchar seriamente las gilipolleces que le iban contando. Es que es para mearse.
Bueno, la razón es que Meryl y Tommy son dos grandes de la interpretación y tendrán superado eso de los ataques de risa. La película no es para reírse de todas formas, es para llorar, para tirarla al contenedor del plástico, el azul creo que es.
No puedo entender cómo Tommy Lee Jones ha podido aceptar semejante papel. ¡Con el respeto que le tengo!
De Meryl paso, pero la verdad, me ha dado lástima verla ponerse de rodillas en el cine; qué pena, qué imagen en una señora tan digna...
O sea: que eso es la psicología. Pues ya puedo decir: qué gran psicólogo era aquel asesino profesional llamado Julian Noble en Matador que decía: "Mucha risita pero poca chupadita".