Ferzan Ozpetek, director de Hamman, el baño turco, La ventana de enfrente, El Hada Ignorante, vuelve a las pantallas con No basta una vida, una historia sobre la pérdida de un ser querido.
La verdad es que, al menos desde mi punto de vista, no es una película que en su conjunto resulte tan interesante como cualquiera de las tres ya mencionadas, y aun así es maravillosa en sus pequeños detalles, su forma de retratar un grupo de amigos con diferentes formas de ver las cosas, a los que la vida con sus experiencias ha unido, las relaciones que se establecen entre cada uno de ellos, que se ven sacudidos por la muerte de uno de ellos, personaje central de su entramado. Esta misma situación ya la abordó el director en El hada ignorante. En esa película un hombre felizmente casado muere, y su viuda descubre una vida paralela que el mantenía con un amante masculino y todo un grupo de amigos con sus propias rutinas y tradiciones. En este caso la vida oculta no existe. Simplemente el amante del hombre que muere y todos sus amigos tienen que enfrentarse frontalmente a su propia mortalidad, y al hecho de que la vida sigue, y hay que seguir con ella.
Una película sencilla, con una historia sin grandes alardes, con personajes en los que no se profundiza demasiado, pero que se acerca a las relaciones humanas con sinceridad y valentía. Y que tiene un título original precioso, que la traducción desvirtúa como en tantas ocasiones: "Saturno Contro", Saturno en contra.